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“Mujer y hombre no nacen, se hacen”

“Mujer y hombre no nacen, se hacen”


Autoras: 

Mary Cantisano, Educadora, Socióloga y Trabajadora Social.
Tania Hernández Estévez, Trabajadora Social
Patricia Santana Nina, Jurista y Docente universitaria

Eladio es un niño que tiene 7 años y está en segundo grado de primaria (1er ciclo).  Llega de su escuela contándole a su madre que “tiene 2 novias que se pelean por él”. En el relato, dice que una de ellas le pegó a él. Él se quedó tranquilo porque su madre le enseñó que ¨a las niñas y mujeres no se les pega¨.

La idea de noviazgo no viene adherida al ADN de Eladio. A su corta edad, es probable que haya escuchado varias veces que tiene que tener novia, incluso, los adultos de su entorno le preguntan con frecuencia “¿cuántas novias tienes?” y le afirman que será “un gallo de hombre”. Esas ideas que se les van inculcando a este niño en el contexto escolar y familiar son sólo algunas de las que lo van construyendo, lo van haciendo en un hombre. La convicción que tiene Eladio de que a las mujeres no se les pega es parte de esa construcción. Su abuela también le ha enseñado esto. 

Así como sucede en su entorno familiar, el Estado tiene la obligación de educar a niñas y niños para construir mujeres y hombres capaces de convivir en un mundo donde se promueva la igualdad, la justicia y la inclusión como fuentes del bienestar social. Esto es justamente lo que promueve la llamada “ideología de género”: una vida digna de ser vivida.

Aunque el concepto “ideología de género” carece de toda base científica, las autoras hemos decidido apropiarnos de él.  Nuestra ideología es una que promueve el respeto, que defiende los derechos y que promueve la igualdad de acceso y ejercicio de los derechos humanos de todas las personas. Identificar lo que se construye y lo que se deconstruye en cada ser humano, es esencial para defender esta ideología centrada en la igualdad: de igualdad de género.

Para Eladio, los niños tienen varias novias y las novias se pelean por él. Para las niñas, pelear por el amor de Eladio es, probablemente, una idea insertada también en su contexto escolar, social y familiar. 

Las ideas en torno al género jamás tratan de ignorar o desconocer lo biológico: el sexo.  El hombre tiene pene y la mujer tiene vulva. Lo que sí tratan de explicar es que, a partir del sexo con el que se nace, la sociedad construye los roles y estereotipos de cada persona. 

Las niñas nacen con una vulva, pero no nacen con un documento que certifique que se deben vestir de rosado. Los niños nacen con un pene, pero no nacen con un instructivo que indica que los hombres no lloran y luego les limita el expresar sus emociones.  Las niñas no nacen con un bebé juguete adherido a su mano, ni los niños con una pistola; sin embargo, socialmente se define cuál juego le corresponde a cada cual y se delimita su uso, lo que, por un lado se pretende justificar en un miedo infundado a la identidad sexual y, por el otro, promueve la violencia desde temprana edad. 

Estas ideas son construidas posteriormente a sus nacimientos, se les enseñan, así como a las mujeres se les enseña que deben ser buenas madres, pero a los hombres no se les enseña que deben ser buenos padres sino que se les construye socialmente como proveedores económicos.   La ideología de la igualdad de género identifica, señala, denuncia y exige al Estado la promoción de una paternidad -y maternidad- responsable. 

Este proceso que brinda miradas del mundo que soñamos se ve desde una construcción educativa, siendo la educación un proceso transformador; porque, como enseñó Nelson Mandela, "La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo".  Una educación con enfoque de género es una poderosa herramienta para combatir las desigualdades sociales, que se traducen en injusticias, discriminación, violencia y muerte.

La responsabilidad de construir una sociedad justa, igualitaria y libre de violencia no es exclusiva del Estado. Es una responsabilidad que se comparte con una sociedad en la que los medios de comunicación cumplen una función importantísima.  

La labor estatal y social que promueve la igualdad de género se obstruye cuando un medio de comunicación es utilizado para amplificar las voces promotoras de la desinformación en torno a la “ideología de género” y para difundir irresponsablemente informaciones falsas sobre el género y las herramientas -científicamente analizadas y comprobadas- útiles para los avances hacia una sociedad más justa. 

Es un error afirmar que la educación con enfoque de género atenta contra las “tradiciones”. Las tradiciones necesarias en esta sociedad son la justicia, la igualdad y la posibilidad de vivir una vida libre de todo tipo de violencias. Si, por el contrario, la tradición que queremos continuar son los feminicidios, suicidios y niñas y niños en orfandad, estamos ante una degradación social donde lo que prevalece es la posesión sobre las libertades.

Desinformar a las personas es un acto de perversidad.  Las ideologías que promueven la igualdad de género denuncian la perversidad y promueven una ruta educativa que garantice a niñas, niños, mujeres, hombres y a todas las personas en todas sus diversidades, vivir una vida libre de violencia. 

Es por esto que quienes auspiciamos ideologías que promueven la igualdad, condenamos y denunciamos a quienes amplifican el odio, la discriminacion y la violencia. Estos son los verdaderos auspiciadores de la violencia y de la muerte.  En lo que va del año, en nuestro país se han producido 25 feminicidios.  Desde el inicio del mes de junio hasta la fecha, se han producido 7 feminicidios y 2 intentos de feminicidios. La mayoría de estos  han sido seguidos de suicidios masculinos. Cada año, cientos de niñas y niños quedan en orfandad por estos hechos violentos y el Estado, responsable de su protección, se desentiende, les abandona.

Este abandono estatal también se materializa cuando un ministro responde a aquellas voces infames, llevándose de golpe y porrazo décadas de labor institucional que apuesta por el respeto, la dignidad, la justicia y la igualdad.  

Insistamos, desde las aulas es posible visibilizar las desigualdades, desnaturalizar las opresiones, comprender que somos seres humanos, y entonces trabajar alternativas de igualdad. Desde la escuela es posible des-aprender los silencios, las invisibilidades, la violencia simbólica, las complicidades; des-aprender las impunidades, los discursos excluyentes, ofensivos, des-aprender la construcción de estructuras desiguales e inequidades.

Insistamos, desde la escuela es posible hacer educación formal a favor de la construcción de la democracia, la justicia y el bienestar social.

Lo que dice la gente

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