Tenemos que defender los terrenos del Estadio Quisqueya. Hace unas semanas que el ex pelotero Pedro Martínez solicitó como prioridad un nuevo estadio al Presidente. Días después el dueño de los Leones del Escogido, José Miguel Bonetti, reveló que existe un acuerdo "confidencial" para esto. Ningún dominicano tiene seguridad de que se trata el Acuerdo, pero tenemos antecedentes, puntos de comparación y ahora una presión político-deportiva.
¿Qué sabemos?
1. Dicen que se ha de construir un nuevo estadio con fondos privados.
2. El Estado Dominicano “sólo” pondría el terreno.
3. Los terrenos aportados podrían valer más de 100 millones de dólares.
4. Los terrenos que la ciudad pierde, casi nunca los recupera.
5. Se trataría de una Alianza Público Privada.
6. Quieren construir hoteles, apartamentos, plazas y restaurantes…
7. Desde 2008 están las propuestas de inversionistas.
¿Qué no sabemos?
1. ¿Cuánto es el costo del nuevo estadio?
2. ¿Cómo serán los límites de la sociedad con el gobierno?
3. ¿Quién se beneficiará del ingreso por venta del nombre del estadio, concesiones comerciales, publicidad, ingresos por áreas de lujos, ingresos por eventos no deportivos?
4. ¿A cargo de quien correrá el mantenimiento en 5, 10, 20 años? (Incluyendo si el negocio no suele tener las rentabilidades proyectadas).
5. ¿Cuánto terreno más allá del Estadio necesitarán?
6. ¿Necesidad y beneficios de un nuevo estadio? ¿Hay un efecto mayor al sacrificio realizado?
7. ¿Cuáles estudios económicos sustentan la decisión? ¿Quién los ha realizado?
La pasión por el deporte nacional no debe nublar el pensamiento. El Estadio Quisqueya se levanta en un espacio de alrededor de 75 mil metros cuadrados con estacionamientos. 87 mil si incluimos el edificio del INTRANT[1]. Más de 156 mil si incluimos todo el complejo. Esto hoy pertenece a todos los capitaleños y a todos los dominicanos, los que juegan béisbol y los que no.
Es probable que sea uno de los últimos terrenos “Premium” de tal magnitud en manos de la ciudad y el Estado, porque es céntrico, cercano a hospitales y vías principales. En una ciudad necesitada de parques, de déficit habitacional, de especulación inmobiliaria, necesitada de desagües y plantas de tratamientos, no podemos soltar terrenos estratégicos por cualquier iniciativa privada.
Por ejemplo, a nadie se le ocurriría hablar de manera alegre de urbanizar el Parque Mirador o el Jardín Botánico. A pesar que estos terrenos no figuran en el Producto Interno Bruto, en la maquinaria económica y estar en pleno centro de la ciudad.
Desde 2008, han existido propuestas sobre el Estadio Quisqueya. La excusa es la necesidad del Estadio, el precio serían sus terrenos vecinos. ¿Por qué necesitamos priorizar la inversión en un nuevo Estadio? Es algo que no tiene razón económica ni política ni social y parte de una mayor discusión en EEUU, donde el fenómeno tiene tiempo.
"La gente ve gastos en dólares en los estadios, yendo a los juegos, comprando comida y lo que la gente no ve es que es solo una transferencia de los locales moviendo su dinero… en vez de ir al cine o a un restaurante, van a un juego deportivo. Luce que está generando mucho dinero, y es algo que a los políticos les encantan porque a la gente parece gustarle el deporte". JC. Bradbury
La abrumadora mayoría de economistas concluyen que no se puede justificar que un estadio produce “desarrollo económico local, crecimiento económico o creación de trabajo", ni siquiera ingresos en impuestos.
En 2017, la Universidad de Chicago preguntó a importantes economistas (incluidos 7 Nobel de Economía) si dar subsidios para construir estadios cuesta a los contribuyentes más de lo que genera en términos económicos. El 83% estuvo de acuerdo en que los subsidios cuestan más de lo que valen, el 11 por ciento no estaba seguro y sólo el cuatro por ciento no estaba de acuerdo.[2]
De igual modo, los economistas Roger Noll y Andrew Zimbalist han estudiado a fondo el tema y establecieron ya en 1997, que generalmente, las instalaciones deportivas no atraen ni a turistas ni a nuevas industrias. Así como que la ganancia neta en el caso del Estadio de los Orioles de Baltimore no justificó la inversión realizada.[3]
Estos terrenos de importancia capital y capitaleña están en peligro. Por lo que, tenemos que exigir estudios económicos y urbanísticos de importancia y objetivos, no validando la voluntad empresarial o la emoción deportiva del dominicano… de qué es lo que conviene en esta zona.
A diferencia de los parques, los estadios son inútiles la mayor parte del año, puesto que permanecen vacíos. Los empleos que agregaría un nuevo estadio, si lo hace, son estacionales. Necesitamos estudios porque no podemos ver el negocio e inversión solo del año de construcción o los años de novedad, tenemos que ver a plazos. Tenemos que ver nuestra ciudad y nuestro país a 10, 20 y 30 años. Puesto que, si hoy caemos en las manipulaciones del presente de intereses privados y emotividad deportiva, sospecho que igual caerá el Estado con los gastos futuros de mantenerlo.
Hay que probarle a la población dominicana, sin duda razonable, ¿por qué esta inversión será diferente a las demás en la historia de los estadios? ¿Por qué tenemos que sacrificar decenas de millones de dólares en terrenos para crear un parque de béisbol moderno? Finalmente finalizo con una frase de 1993:
"Es abrumadora la evidencia de que las franquicias deportivas y sus estadios hacen poco para reavivar la economía local, pero los Estados y las ciudades continúan gastando cientos de millones de dólares en sueños de crecimiento económico, promesas de revivir vecindarios, mayores impuestos y la atracción de nuevas firmas a la ciudad e incluso en la mejora de las relaciones raciales, e ignorando la evidencia, aceptan estas grandiosas promesas." Charles Euchner
[1] Cálculos rápidos elaborados a través de Google Earth.
[2] https://www.kentclarkcenter.org/surveys/sports-stadiums/
[3] Zimbalist and Noll "Sports, Jobs, & Taxes: Are New Stadiums Worth the Cost?"
Lo que dice la gente