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La República Dominicana electa al Consejo de Derechos Humanos: ¿Causa común por los derechos humanos?

La República Dominicana electa al Consejo de Derechos Humanos: ¿Causa común por los derechos humanos?

Este martes 10 de octubre, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (‘‘ONU’’) escogió a 15 nuevos miembros para servir en el Consejo de Derechos Humanos (‘‘CDH’’) durante el periodo 2024-2026, entre ellos, por primera vez, la República Dominicana. El país, con 137 votos, alcanzó uno de los 3 asientos correspondientes a la región de América Latina y el Caribe en esta elección y para los que también presentaron candidatura Cuba (146 votos), Brasil (144) y Perú (108). El Consejo de Derechos Humanos está compuesto por un total de 47 Estados y es el principal organismo intergubernamental para la protección de la promoción y la protección de los derechos humanos dentro del Sistema de Naciones Unidas.

El CDH hace uso de distintos mecanismos para cumplir con su misión. Uno de los más conocidos es el Examen Periódico Universal o EPU. A través del EPU, cada Estado miembro de la ONU somete sus acciones y políticas en materia de derechos humanos a la revisión del Consejo cada cuatro años y medio. El CDH emite recomendaciones específicas con miras a promover mayor protección por los derechos humanos a partir de los informes remitidos por los Estados y la información suministrada por las demás partes interesadas durante el EPU. También, el Consejo tiene la facultad de establecer misiones de determinación de los hechos, como la Misión Internacional Independiente de Investigación sobre la República Bolivariana de Venezuela y comisiones de investigación como la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Ucrania. Además, este órgano posee los procedimientos especiales, los que, se refieren a personas expertas independientes en derechos humanos con mandato de informar y asesorar sobre derechos humanos ya sea por temática o por país. Entre los 45 mandatos temáticos, figuran el Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes, la Relatora Especial sobre la libertad de religión o de creencia, y el Experto Independiente sobre la protección contra violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género.

En resumidas cuentas, el Consejo de Derechos Humanos se trata del principal foro multilateral del Sistema de Naciones Unidas sobre asuntos de derechos humanos de todo el mundo. Ahora bien, ¿Qué significa para el país ocupar un asiento en este foro y cuáles son las posibles implicaciones para los derechos humanos en la República Dominicana? Primero, sin lugar a duda, es una victoria diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores como lo es cualquier elección a un foro de este nivel como lo fue, en su momento, la elección al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El asiento en este espacio le permite al país posicionarse y servir de abanderado para impulsar iniciativas que persigan fortalecer el ejercicio y la protección de los derechos humanos alrededor del mundo. La agenda del país, según los compromisos asumidos como parte de su candidatura, incluye incentivar una educación en derechos para todas las personas, avanzar la igualdad de género y la promoción de los derechos y la igualdad de oportunidades para las mujeres y niñas y otros grupos vulnerables, y asegurar una participación significativa del Estado dominicano, así como reafirmar el multilateralismo como medio idóneo para promover y proteger los derechos humanos.

La República Dominicana acaba de conseguir un papel protagónico para la promoción y la protección de los derechos humanos a nivel global. ¿Pero, qué significa eso para los derechos humanos en el país? De momento, nada. Sin embargo, la respuesta pudiera ser más esperanzadora que eso. La simple elección al Consejo de Derechos Humanos no tiene efectos, por sí misma, en el disfrute, la promoción o la protección en el país. Ahora bien, una política exterior en favor de los derechos humanos para ser responsable, respetada y de peso en estos espacios, deberá ser acompañada con una coherente política doméstica en materia de derechos humanos. De lo contrario, estos loables esfuerzos que República Dominicana se ha comprometido a impulsar y por los que decidió perseguir este asiento, se verán obstaculizados por la poca credibilidad que usualmente acompaña a los Estados que sólo se comprometen con los derechos humanos en tanto se refieran a situaciones fuera de su propio territorio.

Lo anterior no es algo desconocido para quienes trabajaron esta candidatura. Por ello, entre los compromisos de la candidatura se incluyó el de ‘‘fortalecer la implementación nacional de las obligaciones de derechos humanos, apoyando a los defensores y defensoras de los derechos humanos’’. Los compromisos para que esta elección tenga implicaciones a nivel doméstico están ahí, sin embargo, el efecto práctico sólo se producirá en la medida en que exista la voluntad política para cumplir dichos compromisos con coherencia y responsabilidad. Esto último no se podrá limitar a la cancillería o al equipo que se designe en la misión ante el CDH, sino que necesitará completo respaldo del más alto nivel de Gobierno. Sólo así, el papel del país en el Consejo de Derechos Humanos podrá producir iniciativas en favor de los derechos humanos a nivel global que tenga a su vez resonancia a nivel local, especialmente ante la limitada comprensión sobre los derechos humanos y los desafíos estructurales que persisten en la materia.

Esta elección ha sido descrita por la cancillería dominicana como una ‘‘entrada histórica’’ al Consejo de Derechos Humanos. No obstante, en mi opinión, el gran valor histórico de esta elección radica en la posibilidad de que el respeto, la garantía y la protección de los derechos humanos se asuman a nivel doméstico con el mismo ímpetu en el que hoy se anuncia este logro de la diplomacia dominicana. Además, espero que, así como el Gobierno dominicano se celebra por esta elección y se presenta orgullosamente como abanderado de los derechos humanos, también respalde a quienes defendemos y abogamos por los derechos humanos en el país ante las comunes respuestas virulentas, incrédulas y poco comprometidas cuando de derechos humanos se trata. Al fin y al cabo, según los compromisos asumidos para esta elección, parece ser que las personas defensoras y el Gobierno dominicano, haremos causa común en defensa de los derechos humanos de todas las personas en el país y el mundo. Quizás ahora, a partir de esta entrada histórica, quienes luchamos por el respeto de los derechos humanos de todas las personas dejaremos de ser tildados como traidores, globalistas y demás epítetos que suelen ser tan peyorativos como infundados. Pronto sabremos.

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