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Las moralejas del (p)atriarcado 

Las moralejas del (p)atriarcado 

Vamos a conectar temas que parecen no guardar ninguna relación. Con frecuencia las ventanas que se abren con cada polémica sobre temas aparentemente simples se abandonan en pocos días antes de sacarle  algún provecho en la reflexión. Es el repentismo episódico dominicano. Si los temas están como improvisados con cada situación, si no se promueve una voluntad para escuchar y si las conversaciones se reducen a la  “cheverización cultural” en el fondo lo que seguirá sin variación será la estructura de las violencias.

Para que un comercial sea exitoso tiene que identificar elementos en el contexto en el cual circulará y reordenar los hallazgos siguiendo una lógica de novedad que haga que quienes consumen los productos sientan que forman parte de una cultura de marca, de una comunidad que los integre. Hasta aquí vamos bien. El problema para muchos es que el nuevo comercial de la cerveza Presidente se atrevió a conectar por primera vez en el mundo de la televisión (territorio de las fantasías) elementos que en el plano de lo real cohabitan sin crear ningún ruido: la cultura afro y la pobreza material a la que sistemáticamente han sido sometidas las personas negras de nuestro país. Para un número alarmante de dominicanos esa conexión solo es oportuna si se usa para hablar de Haití. Pero cuando una marca comete el “error” de ser verdaderamente honesta retratando la realidad socio-económica de un número cada vez mayor de dominicanos desposeídos de oportunidades entonces se hiere un tipo de orgullo nacional que prefiere los comerciales con playas idílicas, fiestas sin fin y personas jóvenes de clase alta “viviendo su mubi”. 

En la actual exposición retrospectiva del artista Jorge Pineda se recuperan algunas de sus palabras como cuando dice “trato de desnudar la pieza de toda moraleja y de solo incluir los datos de una fábula que el espectador reconstruye a su imagen y semejanza”. La inscripción en la pared está publicada próxima al cuerpo desnudo y pasivo de una niña sobre la que se ha vertido una sustancia muy sospechosa. No sabemos exactamente lo que es pero la imagen es siniestra trayendo al presente, al mundo de lo cotidiano, las cosas monstruosas de las que no se quiere hablar de manera explícita. Cuando el artista dice que libera la obra de una moraleja, no quiere decir que la obra no tenga alguna, sino que es un saber que necesita construirse en colectivo a partir de la pluralidad de las experiencias individuales. ¿Funciona igual cuando se hacen anuncios para productos? Que una obra no se presente con voz moralista no implica la inexistencia de ideologías que la sustentan como pasa con cualquier otro producto cultural: arte o diseño. La neutralidad no existe en ningún aspecto de la actividad creativa, ni siquiera cuando los proyectos no existen en el mundo real (ideología). ¿Qué significa que una marca de uno de los grupos empresariales más poderosos del país y de la región explote la “estética” de la pobreza para promover su producto más reconocido? Si seguimos la frase de Pineda tendríamos licencia para hacer aquí muchas preguntas incómodas pero productivas. ¿Pueden las distintas marcas de un mismo grupo empresarial tener narrativas contradictorias entre sí sobre un mismo problema social, como por ejemplo el acceso universal a servicios básicos? 

Bueno, tal parece que el nuevo comercial de la cerveza Presidente para el World Baseball Classic tiene a los miembros de grupos ultra-nacionalistas y a los ultra-conservadores religiosos a punto de derramar la bilis y muy especialmente a quienes se congregan en ambos grupos. Sería un error pensar que quienes profesan teorías conspiratorias son pocos. Tristemente el comportamiento fanático representa a un grupo creciente de personas en nuestro país. De hecho, en ocasiones la cultura fanática está íntimamente ligada a la cultura deportiva y a las prácticas religiosas. Entonces parecería un resultado natural que todos los fanatismos se sincronicen en la mente y corazón de personas que no ocultan una gran necesidad de sentir que pertenecen a algún grupo que decida para ellos una identidad. 

El fanatismo es algo sobre lo que el Ministerio de Cultura tendría que proponer políticas de trabajo oportunas, sobre todo si la ministra de cultura Milagros Germán estuviera verdaderamente interesada en orientar los esfuerzos de su gabinete a fortalecer la cultura democrática. Hace unos días ocurrió una polémica menor cuando la cuenta @teatronacionalrd publicó el anuncio de una vacante para buscar un talento masculino de “biotipo (sic): hispano, moro, mediterráneo, europeo” para una obra que será parte del 50 aniversario del Teatro Nacional. En un país donde el 87% de sus habitantes es afrodescendiente, la convocatoria peca de ser muy exclusiva por no decir racista. La respuesta de los gestores del teatro (que se debe entender como la respuesta del Ministerio de Cultura) fue pedir disculpas “por las molestias causadas por la información”  sin corregir la falta y agregando justificación diciendo que se trata de “un gran espectáculo ambientado en el siglo XVIII” con “arquetipos definidos”. La administración del teatro nos quiso decir que emplear un lenguaje de castas está bien visto si el objetivo es encontrar un hombre blanco del siglo XXI que encarne el papel de un hombre blanco de los 1700’s. Siguiendo esa lógica de pensamiento, y si se toma esa experencial como un modelo cultural, sería imposible que en una escuela de comunidades predominantemente afrodescendientes algún estudiante negro pueda representar a algún hombre “blancos” como esos con los que la Academia Dominicana de la Historia va poblando el Panteón Nacional. Ni siquiera dentro de los límites fantásticos del teatro es posible ocupar el lugar de los otros. Es decir, no solo molesta al racista que una persona con un color de piel tengan acceso al poder, sino también a la sola posibilidad de representarlo. Esa es la parte estructural del racismo sistemático que no es un tema de interés para el actual gobierno porque invertir en la educación para revertir ese mal no tiene beneficios electorales. Si a alguien le interesa leer el deplorable estado de nuestros teatros dejo como anexo el enlace a una carta pública del Sindicato de Teatristas. 

¿Hasta dónde llega la potencia del plátano power? Cuando al inicio señalé que nuestra cultura es repentista, quise decir que aunque las cosas aparezcan como improvisadas casi todo el tiempo, las estructuras sobre las que ocurren esas improvisaciones son prácticamente las mismas. Al racismo lo alimenta la supremacía de la raza blanca, y a la supremacía de esa raza la infla el patriarcado de siempre. ¿Caería menos mal si los personajes del anuncio de la cerveza fuesen todos blancos? Sin lugar a dudas que para un número apabullante de dominicanos una mejor solución sería contratar actores “menos negros” porque menos afrodescendencia equivale en sus mentes a más dominicanidad.  

La causa de esa deficiencia cognitiva, y la incapacidad para identificar los vacíos del saber son fallas graves del sistema educativo. La carencia es primero una responsabilidad de Estado, pero es también una falla del sector privado que detrás del corto plazo en la obtención de ganancias usa la privatización de la cultura para evadir el pago de impuestos. Instrumentan su participación con el Estado para bloquear cualquier transformación estructural que nos permita quizás en unas pocas décadas ser un país menos racista. Tendría que ser una agenda del Consejo Nacional de Cultura pensar ese proyecto nacional para transparentar los procesos pero más importante aún, los presupuestos detrás de las exoneraciones que aún se aprueban con absoluta discreción. 

¿Cuáles son algunos de los hechos que se ponen en evidencia con el anuncio de la cerveza Presidente? Es relativamente fácil criticar los resultados de un producto cultural sin conocer todo el esfuerzo detrás de sus resultados y bajo qué circunstancias se realizaron las negociaciones para tomar cada decisión estética. Los proyectos de diseño son procesos largos que implican el trabajo de un equipo de personas. En otra frase de su exposición retrospectiva el artista Jorge Pineda dice que “la violencia tiene muchas manifestaciones. A veces, está ante nosotros y somos incapaces de percibirla. Me encanta cuando puedo desenmascararla, hacerla visible. Creo que la violencia es una cantidad de energía mal usada; si logramos dirigirla mejor, se podría convertir en una energía muy positiva. En la obra, mi idea es poner en evidencia los hechos”. Pues bien, a este punto la actitud más productiva sería aprovechar las reacciones adversas para justamente desenmascarar las violencias reconociendo que ese desenmascaramiento es solo un primer paso insuficiente pero necesario. En nuestra contemporaneidad la mayoría de las veces la violencia está a simple vista frente a nuestros ojos. Lo que hace el poder político y económico del neoliberalismo es justamente invisibilizar sus efectos, y utilizarlos de maneras que la conexión de una violencia con otra sea difícil o infrecuente. El último eslabón de esa estrategia es hacer de la miseria un producto cultural. Esa es la visión de empresarios como Lisandro Macarrulla o de la Asonahores1. Esa es la visión de intelectuales como Pablo McKinney para quien una “radiografía artística y creativa” de una parte de la sociedad dominicana es un acto de “coherencia mercadológica2. Pero es un tipo de coherencia habituada a no cuestionar sobre las causas. Lo importante son las ganancias y no los medios para obtenerla, lo importante son los resultados económicos y no los orígenes de la pobreza. La tecnocracia llama virtud a que las personas desposeídas reciban como una limosna un bienestar social que les corresponde por derecho.  

¿A quién ofendió por ejemplo la publicación con blackfacing del 15 de noviembre del 2022 que se usó para promover un conversatorio con patrocinio de la Cervecería Nacional Dominicana y con la presencia del Carlos Andújar (actual Director General de Museos y además asesor permanente para el Centro León)? Es decir, el contexto en donde aparece la violencia también importa para su tipificación. Si la violencia aparece representada dentro de los contornos asépticos de una sala de exposición con la museografía y los discursos controlados entonces la fuerza de transformación del descontento emancipador se reduce a nada. ¿Quiénes tienen el capital cultural para ir a museos? Es más, ¿quién tiene ganas de escuchar estas conversaciones sobre una africanidad desconectada de sus efectos presentes? De entrada Santiago es una de las provincias donde los discursos racistas han promovido de forma muy concreta a figuras políticas dispuestas a cercenar la democracia sin ningún miramiento. ¿Le envió una invitación a su conversatorio el Director General de Museos al síndico de Santiago? Quienes tienen poder económico y político parecen ser ambivalentes sobre sus preocupaciones sociales porque solo promueven el avance del sentido en las circunstancias que le son favorables y con agendas muy tímidas, para usar una palabra leve. Es decir, es una ambición que se coloca en el lugar equivocado, una “cantidad de energía mal usada” que se paga con nuestros impuestos o con los impuestos que el Estado deja de recibir. Las obras de arte admiten lecturas abiertas pero las políticas estatales e institucionales necesitan ser cada vez más específicas. 

A quienes miramos estas cosas pasar solo nos queda el poder específico de las palabras para articular las denuncias. Exponer la afrodescendencia en exhibiciones, conversatorios, ferias y carnavales no es lo mismo que luchar en contra del racismo. Exponer obras de arte sobre violencia de género no sustituye la urgencia de la educación con perspectiva de género. El Estado tendría que proponerse que si la cultura se va a usar para exonerar impuestos al menos se haga dando prioridad a soluciones no cosméticas de los problemas educativos reales del pueblo dominicano. Eso no es difícil. Es más, es hasta lo más lógico. Lo irracional es la falta de voluntad política y que a la gente todo le venga dando lo mismo. La gente que hoy está en posiciones de poder antes fue gente común y corriente que tenía hambre de poder mientras eran profesores y vicerrectores universitarios, gestores de galerías o conductoras de televisión. 

Regresando al comercial. ¿Habría cambiado algo si las figuras protagónicas del anuncio fueran mujeres? Ese es el mayor contraste entre el videoclip oficial de la canción sobre justicia social “El Castigador” (2017) de la artista Rita Indiana (dirigido por Noelia Quintero Herencia) y el comercial “¡Somos la Cerveza Oficial del #PlátanoPower!” (2023) para la marca Presidente por la agencia Capital DBG. Decía que antes del racismo era el patriarcado porque la lógica que clasifica a las personas por su color de piel fue un invento de los hombres blancos como una parte esencial en el proyecto de explotación y acumulación de capitales. Les pareció necesario a unos pocos esclavizar o matar a muchas personas de color para mantener andando el tren de la acumulación de sus riquezas materiales. Y les pareció bueno también reducir el valor de la mujer (especialmente la mujer negra) a una propiedad exclusiva de los hombres. 

El primer momento en el que vemos a una mujer en el comercial está en el espacio doméstico en la cima de una colina del conurbano, afanada cocinando en una estufa de carbón. Esta representación se subsana con una familia majando plátanos sonrientes en torno a una mesa y haciendo mangú con botellas de cerveza. En otro momento vemos a la misma mujer ponerse unos guantes y asir un racimo de plátanos. Acto seguido la imagen se superpone a quien suponemos es su hijo colocándose los guantes para salir a batear. El comercial es esencialmente un discurso de hombres que van a triunfar porque salen “a batear, dar golpes, dar palos, a majar y a bajar con una fría”. ¿No hay acaso una connotación algo sexual detrás del plátano power? ¿No es esa leyenda erótica una que antecede a la que el comercial nos expone? ¿No es acaso un proyecto de la supremacía de la raza blanca reducir la corporalidad negra a sus dotes sexuales, a su capacidad de generar placeres y entretenimientos, a la comodidad que resulta de tener cuerpos que hacen los trabajos extenuantes que no son para los hombres ni las mujeres blancas, como por ejemplo batear, majar o pelar plátanos

Al cierre del anuncio, otra mujer aparece corriendo y alzando los brazos con un plátano empuñado. La imagen recuerda simbolismos de los Black Panthers, pero la historia iconográfica se remonta a los gestos de lucha en las representaciones gráficas de las revoluciones del siglo XVIII, que incluyen las revueltas abolicionistas en nuestra isla. En la abolición de la esclavitud las mujeres negras tuvieron un papel protagónico aún estando desprovistas de poder y de la agencia sobre su propio cuerpo. La autonomía corporal no es conveniente para la perpetuidad del patriarcado en ninguno de sus colores. 

¿Será que necesitamos una epistemología distinta para identificar y conectar tantas dominaciones discursivas disimuladas? ¿Cuántas madres han renunciado a su propia vida poniendo la esperanza de su liberación (psicológica, económica, social, afectiva, etc.) en el éxito profesional de sus hijos? ¿Qué incidencia tiene la alcoholización en las experiencias de violencia de género intrafamiliar y la vulnerabilidad económica en la que crecen los hijos de hogares monoparentales de los barrios del Santo Domingo del futuro? Ciertamente sería injusto pedirle a un simple anuncio de unos pocos minutos que hable o resuelva todos los problemas sociales de nuestro país, pero en un laboratorio de mediaciones podemos abrir preguntas. Es la hora de dar pasos hacia la madurez creativa y proponernos una retórica de identidad cultural que nos coloque en un mejor lugar. Especialmente sigue pendiente la reivindicación del valor real de la mujer en todos los niveles; como articuladora de discursos, como creadora de imágenes, como deportistas, como políticas…y como personajes en los comerciales de televisión, muy sensiblemente en los anuncios de bebidas alcohólicas. Eso requiere que los hombres nos hagamos a un lado y dejemos a las mujeres decidir cómo quieren vivir y ser representadas. 

1De Ultimo Minuto. “Lisandro Macarrulla destaca la 42 de Capotilla pudiera convertirse en fenómeno turístico”. 2 de febrero 2023. Tomado de: https://deultimominuto.net/lisandro-macarrulla-destaca-la-42-de-capotillo-pudiera-convertirse-en-un-fenomeno-turistico/

McKinney, Pablo. “Un comercial valiente y acertado”. Periódico Hoy. 6 de febrero 2023. Tomado de:https://listindiario.com/puntos-de-vista/2023/02/07/761651/un-comercial-valiente-y-acertado/amp/

Notas al pie: 

  1. Comunicado del SITEARD ante el imprevisto cierre de la Sala Máximo Avilés Blonda de Bellas Artes.
  2. Para llegar a este análisis cultural fue esencial exponerme a los materiales de la antropóloga argentino-brasileña Rita Segato (Buenos Aires, 1951) (disponibles en Facultad Libre) y el acceso a la reseña visual de la exposición Happy del artista Jorge Pineda que compartió el curador dominicano Joel Butler en sus redes sociales en

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