Ser periodista y ejercerlo brinda grandes satisfacciones, pero el compromiso de informar y ser la llamada “voz de los que no tienen voz” requiere muchos sacrificios y un alto sentido de responsabilidad. Ser periodista en República Dominicana es difícil y muy mal remunerado.
Desde la universidad nos enseñan la importancia de la noticia, nos hablan de su estructura y otros aspectos de redacción, sin embargo, cuando llegamos a los periódicos y demás medios de comunicación, la inmediatez y la presión que recibimos para conseguir la información “para ayer” han desplazado en muchas ocasiones la ética, la empatía y hasta el sentido humano.
Recientemente la sociedad dominicana ha presenciado el aumento de la violencia que ha llenado de luto y dolor a muchas familias, hay casos que por su naturaleza trascienden más que otros, razón por la cual se le debe dar mayor cobertura mediática.
En el presente artículo dejo algunas recomendaciones para el tratamiento mediático durante la cobertura de muertes por homicidio o asesinato recabados en varios manuales internacionales:
- Evite entrevistar a quienes sufren como consecuencia de haber perdido a un familiar.
- No reproduzca detalles que no son necesarios o íntimos ante la manifestación de dolor.
- Respetar la intimidad personal y familiar de los protagonistas de un suceso, no haciendo públicos datos que no tengan una relación directa con los hechos.
- Jamás se aproveche de la situación ansiedad y dolor para obtener información para realizar una historia cargada de drama.
- Sea cuidadoso/as a hora de hablar del fallecido.
- No emplear expresiones que puedan incitar a la violencia.
- Evite preguntar sobre el estado de ánimo.
Uno de los casos más recientes ha sido el asesinato de Orlando Jorge Mera, reconocido dirigente politico del Partido Revolucionario Moderno (PRM), quien hasta la hora de su muerte se desempeñaba como ministro de Medioambiente, cuyas circunstancias están bajo investigación.
He visto algunos artículos donde ya se habla de posibles sustitutos/as, fotografías de personas visiblemente afectadas, otras desmayadas e innumerables especulaciones amarillistas que solo buscan alimentar el morbo y generar likes y visitas.
Un aspecto que hay que resaltar es que no se hayan publicado fotografías del fallecido, esto es lo correcto y así debe de ser, sin distinción ni excepciones. Esto evidencia que es posible informar sin caer en el irrespeto a la dignidad ni el amarillismo.
También el hecho de que personas sin ninguna formación periodística tengan acceso a los medios, agrava la situación, “los enganchados” como popularmente se les dice han cualquierizado la labor de informar que siempre debe hacerse desde los parámetros éticos y la responsabilidad.
A modo de conclusión quiero hacer un llamado a los directores, coordinadores y dueños de medios a implementar protocolos de abordaje de estos temas y de igual manera a las escuelas de comunicación de nuestras universidades a impartir cátedras donde se les enseñen a nuestros futuros periodistas sobre como cubrir casos de muertes por violencia de género y suicidio.
La formación siempre será la herramienta para generar los cambios que demanda nuestra sociedad. Mi abrazo solidario a todas las familias que de manera trágica e inesperada pierden a un ser querido.