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El valor de la memoria: A 6 años de Marcha Verde 

El valor de la memoria: A 6 años de Marcha Verde 

Escribir sobre aquellos episodios que son parte de la historia siempre es un ejercicio complejo, pero escribir sobre una experiencia vivida lo es aún más, en especial cuando esa experiencia no ha sido solo personal, sino que está además atravesada por la fuerza de lo colectivo y a la vista de toda la sociedad, como lo está en la memoria del país la Marcha Verde, por eso el libro que recientemente ha publicado Jhonatan Liriano me parece un texto no solo muy honesto, sino también de una tremenda utilidad para aquellas personas que quieran entender lo que fue ese intenso movimiento social que puso a la sociedad dominicana a pensar en la corrupción y la impunidad como un problema de primer orden.   

“Marcha Verde: Apuntes para la Historia”  es un aporte formidable por lo que se relata, y por quien lo relata. Jhonatan Liriano, se autodefine como un hijo de guardia que entre el polvo del sector El Bonito de San Isidro le cogió amor a la palabra para terminar siendo periodista. Digo que tiene valor este texto por quien lo escribe porque ese hijo de “los nadies”, como diría Galeano, fue uno de los actores de primer orden en uno de los movimientos sociales más importante de nuestro país, así que vale la pena leerlo, porque sé que lo escribió al calor de cada actividad. 

La Marcha Verde fue un lugar intenso y pedagógico para quienes estuvimos dentro, porque para algunos de nosotros y nosotras supuso una espiral permanente de ilusión, pero sobre todo, un espacio para recuperar la esperanza que muchos habíamos perdido en la posibilidad de ver un horizonte distinto para nuestro país. Confieso que era uno de esos, por eso, en plena Navidad de 2016, cuando me encontraba en mi natal Santiago con mi hermanas y Jonathan me llamó para convencerme de sumarme a la iniciativa que se venía gestando, lo hice más por la confianza que le tenía a él, que por la creencia de que iba a pasar algo más de lo que habíamos vivido hasta entonces.  

Recuerdo que se armó un grupo de whatsapp llamado #TamosOdebrecht, desde donde se articuló una de las primeras iniciativas alrededor del tema que impulsó Jonathan, que fue que en pleno 25 de diciembre los y las que estaban en aquel grupo subieran a sus redes sociales un video explicando por qué era importante lo que había despertando el escándalo de Odebrecht y lo equivocado que estaba el Ministro Administrativo de la Presidencia del gobierno de entonces cuando dijo que el país no estaba en corrupción, sino en comida y fiesta. 

Decía que era de los que estaba desilusionado, porque todavía me pesaba mucho, sobre todo, por venir de unos años intensos participando en la lucha por Los Haitises, el 4%, justicia fiscal y las protestas frente a Funglode, los juicios populares contra Leonel, entre otras iniciativas. También me pesaba que el suicidio del arquitecto David Rodríguez García, en un baño de la Oficina Supervisora de Obras del Estado (OISOE), no hiciera explotar a nuestra sociedad, más allá de un contingente de hombres y mujeres que siempre estaba dispuestos a dar la cara y de que de inmediato se organizaron las Cadenas Humanas frente a esta institución.

Pero la Marcha Verde vino a cambiar eso, y no hubo nada más energizante y pedagógico sobre la fuerza transformadora que reside en el pueblo dominicano que lo aprendido a partir del 22 enero del año 2017. 

A mi me gusta resumirlo en la siguiente anécdota: apenas eran las 10:15 de la mañana del 22 de enero de 2017, luego de dejar instalados los diversos equipos bajo mi responsabilidad en la marcha, me apersoné en la tarima colocada en el Parque Independencia para enterarme que nos faltaba un micrófono, por lo que salí corriendo hacia la Av. 30 de Marzo, conocida por todas las tiendas de artículos electrónicos que hay en el lugar, y que además era por donde iba a bajar la manifestación, que en buen dominicano, esperábamos que comenzara a más tardar las 10:30, iniciando en la Avenida 27 de Febrero con Av. Máximo Gómez. Lo que me encontré al mirar hacia arriba fue un mar de gente que fue más que puntual a esa cita con la historia. 

Y así fue en que cada nueva manifestación e iniciativa, un contingente de miles de dominicanos y dominicanas que por más de dos años enseñaron mucho de civismo e hicieron suyo un sentimiento compartido que nadie puede, y como bien explica Jhonatan, proclamar como suyo. 

Leer “Marcha Verde: Apuntes para la Historia” también puede ayudar a quienes entonces y ahora siguen sin entender un movimiento que se desarrolló a fuerza de la voluntad de lo común, pues quienes se acostumbraron hacer todo por y con dinero, nunca van a entender a quienes se levantan cada día hacer que las cosas sucedan.  

No quiero terminar estas líneas que me atrevo a poner en blanco y negro sin agradecer a Jhonatan por el ejercicio de escribir estos apuntes que sin lugar a duda son un valor agregado a la memoria de la lucha que pueblo dominicano siempre ha sabido dar cuando es necesario.

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