Justicia independiente, saneamiento institucional y control del gasto público. No son los únicos ejes programáticos del gobierno de Luis Abinader, pero son los que han generado mayor expectativa. ¿Hará énfasis en estos tres aspectos cuando pronuncie su primer discurso como Presidente de la nación? Falta poco para saberlo. Sin embargo, la debilidad institucional, el saqueo al erario público, la corrupción estatal y la politización de la justicia, han sido temas recurrentes a lo largo de la historia en los discursos presidenciales. Veamos:
Antonio Guzmán (1978-1982)
Crisis institucional y moral | Adecentar la justicia | Dinamizar la economía
Crisis institucional y moral
Don Antonio abrió su mítico discurso haciendo notar la coincidencia histórica de ese 16 de agosto de 1978: “Hace exactamente 100 años, que se realizó la última transmisión del mando presidencial de un candidato perdedor a uno ganador”. Su discurso marcaba el inicio de la transición democrática en República Dominicana, tras largos años de debilidad institucional y unas elecciones traumáticas. El recién electo Presidente manifestó su deseo de que las elecciones sean acontecimientos normales y no alteraciones de la vida nacional.
Guzmán, en presencia de Joaquín Balaguer, denunciaba cómo el partido reformista utilizó de una manera inescrupulosa los recursos del Estado para perpetuarse en el poder. También denunciaba que intentaron empañar su victoria, alegando que habían ganado a merced de un fraude electoral y el despojo al PRD de las senadurías de las provincias de Bahoruco, La Altagracia, María Trinidad Sánchez y El Seibo por parte del Partido Reformista.
La crisis electoral no era más que un reflejo de una crisis institucional que había arropado a la sociedad dominicana por años: “Una nación es realmente sólida y estable en la medida en que sean fuertes sus instituciones”. Según Guzmán, la crisis institucional venía acompañada de una “Crisis moral” que se manifestaba en la corrupción administrativa. El mandatario proclamaba que había llegado el momento de que los hombres sean recompensados por su vocación de servicio y no por la ambición y tráfico de influencias.
Para enfrentar esa crisis institucional, Guzmán se proponía incorporar la no reelección a la constitución, para que se consagre la alternabilidad en el poder. También proponía fortalecer los poderes del Estado y mejorar la carrera pública.
“Los funcionarios y los empleados públicos deberán caracterizarse por el cumplimiento estricto del deber y sobre todo por la honestidad con que desempeñen sus funciones. Quien les habla actuará con energía en aquellos casos en que compruebe corrupción administrativa”.
Dinamizar la economía
Guzmán reconocía que había habido bonanza económica y crecimiento económico, debido a los altos precios del azúcar, del café, del cacao y del oro. Los frutos de esto, fueron utilizados para financiar obras públicas y embellecimiento, pero según Guzmán, se descuidaron las propias empresas del estado (Consejo Estatal del Azúcar, Corporación Dominicana de Electricidad y Corporación Dominicana de Empresas Estatales).
Guzmán también afirmaba que a pesar del crecimiento, se había descuidado la salud, la seguridad social, la educación y el campo. Se redujeron los precios de los principales productos de exportación y hubo ineficiencia en el manejo del estado como administrador.
Para lograr dinamizar la economía, Guzmán planteaba en su programa ensanchar el mercado interno y fomentar las exportaciones, para crear demanda hacia productos nacionales y que se aumenten los empleos. También se planteaba implementar una reforma agraria para dinamizar la agricultura.
Adecentar la justicia
Guzmán afirmaba en su discurso que era una inquietud de la ciudadanía adecentar la justicia: “Prestigiosas voces se han elevado reclamando la creación de la carrera judicial, el mejoramiento de las condiciones de vida e inamovilidad de los jueces y la verdadera independencia de la judicatura en sus actuaciones”.
Además de estos 3 grandes temas, el mandatario hizo referencia a sus políticas sociales, entre las que se encontraban: mejorar el sistema de salud, expandir la educación pre-escolar, mejorar la escuela primaria rural y construir viviendas de bajo costo. Prometió iniciar estudios para que se suministren útiles escolares gratuitos hasta cierto nivel de escolaridad y además para implantar el desayuno escolar.
Jorge Blanco (1982-1986)
Medidas para enfrentar la crisis económica | Saneamiento del sector público | Apolitización de la justicia
Medidas para enfrentar la crisis económica
Salvador Jorge Blanco tenía un tono muy distinto al de Antonio Guzmán al asumir el poder, pues, a pesar de que recibían la banda presidencial de su mismo partido, el PRD atravesaba por un momento turbulento a lo interno tras el suicidio de Guzmán y a lo externo, por una crisis: “Se nos entrega la nación en su peor crisis económica en 50 años”. Siguiendo la tendencia no reeleccionista de su partido, Jorge Blanco planteaba en su discurso inaugural que no deseaba reelegirse. Su discurso, más que nada, se enfocó en las medidas de austeridad para enfrentar la crisis económica.
“El país está en una bancarrota económica y financiera, caracterizada por una virtual cesación de pagos, con grandes déficit presupuestarios en el gobierno central y en todas las instituciones, que impiden acometer los puntos básicos y fundamentales con que dar inicio a la solución de nuestros problemas económicos y sociales”.
Las medidas iban a ser menos “simpáticas” que las acostumbradas y el Presidente electo anunciaba que había llegado la hora de que los más pudientes paguen más impuestos.
Fruto de una accidentada administración y de factores externos, las llamadas “3 c” de las que dependía nuestra economía, estaban en alegada quiebra: el Consejo Estatal de la Azúcar, Corporación Dominicana de Empresas Estatales y la Corporación Dominicana de Electricidad. A pesar de esto, el presidente se comprometió a no gravar a los más pobres y a que las medidas de austeridad fueran temporales.
A pesar de anunciar la reducción del gasto público como medida de austeridad, se comprometió con la creación de la Secretaría de Estado de Bienestar Social, para mejorar las condiciones sociales de los dominicanos más vulnerables y la Dirección de Promoción de la Mujer. Anunció un plan masivo de construcciones de 90 millones en préstamos para construir 5000 viviendas.
Saneamiento del sector público
En el gobierno anterior, según Jorge Blanco, las nóminas tuvieron un aumento de 60,468 personas, un 48% en apenas 3 años. El plan era controlar el gasto público con una serie de medidas entre las que se encontraba la reducción de los sueldos de todos los servidores, incluyendo el del presidente. Sin embargo, también se comprometía a no despedir a nadie, para no agravar la crisis, que según el recién electo mandatario, a pesar de que hacía más de un año y medio que se advertía su llegada, no se tomaron las medidas de lugar.
Apolitización de la justicia
Al igual que en el discurso de su antecesor, Jorge Blanco hablaba de que diversas fuerzas propugnaban por sancionar a los corruptos, pero que él no haría una cacería de brujas. “El gobierno pasado (Balaguer) (…) a medida que se aproximaba el periodo de su terminación, se fue haciendo más corruptible, emparentándose visiblemente con el que le correspondió sustituir el 16 de agosto de 1978. La corrupción es como Proteo, que cambia de forma con el paso del tiempo”. Relacionaba esto como una cosecha de una siembra de valores negativos que estaban “a tiempo para sanear”. También destacó la labor de la prensa en su papel fiscalizador.
“Tenemos una justicia enferma” decía Jorge Blanco, quien le declaró la guerra a quienes habían politizado la justicia. Habló de reformar la constitución para darle independencia a la judicatura.
“Nunca le había tocado a un presidente de la república ascender en medio de una crisis económica de tanta profundidad”. “No haremos milagros, pero nos comprometemos ante el recuerdo venerado de los héroes de la independencia a trabajar sin descanso de la búsqueda de soluciones definitivas a los más grandes problemas nacionales.” Con solemnidad, Jorge Blanco anunció que había llegado al poder a poner sus dedos sobre las llagas, que eran muchas.
Joaquín Balaguer (1986-1996)
Enfrentar crisis económica | Saneamiento del sector público | sancionar actos de corruptos
El caudillo reformista regresaba tras los dos gobiernos perredeístas con la siguiente frase: “miles de dominicanos han repetido (…) las siguientes palabras –Vuelve y vuelve…Bien. Vuelvo y vuelvo.” Afirmó que regresaba para “enderezar la economía y las finanzas nacionales, y para restaurar la fe nacional deteriorada” por las debilidades institucionales que nos seguían caracterizando. Al igual que Jorge Blanco, dijo que no iba a hacer milagros, pero que iba a “encarar con energía la crisis” y a hacerle la guerra a la miseria y a los males propios del subdesarrollo.
Como era de costumbre, Balaguer apelaba al nacionalismo y a los valores de Juan Pablo Duarte para invitar a la gente a un gobierno de unidad frente a las deudas sociales que existían en el país a pesar de los esfuerzos de varias generaciones.
“No voy a dirigir reproches al gobierno saliente”, afirmó, a pesar de que su discurso estuvo claramente cargado de críticas hacia las gestiones perredeistas. “Repudio con todas las vibras de mi ser el espectáculo primitivo de otras veces, no voy a ofender a las misiones extranjeras aquí presente ni voy a relajar la dignidad jerárquica de esta ceremonia de cambios de poderes con referencias sectarias y con soberbias o exabruptos de ocasión”
“Aquí no” afirmaba categóricamente el mandatario y así fue, porque el juicio político a quien le entregaba el poder, el ex-presidente Salvador Jorge Blanco, llegaría unos meses después.
El mandatario procedió a compartir los lineamientos básicos de su gobierno:
•Devolver al país la confianza en la honestidad de los servidores públicos.
Habló de no establecer diferencias entre los miembros de su partido y otras organizaciones: “No es posible que continúe en este país de reiniciar la guerra política al otro día de comenzar la instalación de un nuevo gobierno” atacó el hecho de que se alimente el sectarismo político por encima del bien nacional.
•Mantenimiento y conclusión de las obras públicas: denunció que obras costosas habían sido sometidas a un proceso de deterioro en los últimos dos años por falta de mantenimiento y otras fueron inconclusas por, según Balaguer, “no haber iniciado en gestiones perredeístas”.
El presidente también se refirió a jóvenes (haciendo clara referencia a la gestión perredeista) que usaron el tráfico de influencia y saquearon el erario público. Decía que gobernaría junto a jóvenes que se desempeñarán con honradez en cargos de responsabilidad y de trabajo.
“La peor tala de nuestra democracia es la corrupción. No es un mal dominicano, sino un mal universal. Fruto del paganismo de nuestra época (…) En el gobierno que se inicia, no habrá corrupción sin sanción. Yo no perseguiré a nadie porque creo que los problemas del país no pueden resolverse sino bajo un clima de concordia política”.
En ese momento, la gente también clamaba por una justicia independiente: “que la justicia actúe independiente promovida o no por un movimiento popular que ya existe de forma subterránea y que aspira a convertir en un ejemplarizante ese acto de penalización del ejercicio ilícito”.
“La libertad no se mantendrá a expensas del orden ni el orden a expensas de la libertad” decía para responder a los que temían el regreso de la represión bajo su mandato.
Cerró su histórico discurso diciendo que no habrá favoritismo con nadie, ni siquiera con sus compañeros de partido. Cerró diciendo que su única obligación será con Dios y la patria.
Este artículo continuará en una 2da entrega.
Lo que dice la gente