Cuando pienso en lo que debería ser el Estado, pienso en el amor como instrumento y como finalidad. Asocio al Estado con el amor precisamente porque quien ama cuida, y si algo necesitamos los dominicanos es un sistema público de cuidados.
Digo esto a propósito del recién depositado proyecto de ley que busca instaurar el servicio militar para todos los jóvenes entre 18 y 35 años. Nada dista más de la solución a la crisis que viven los jóvenes que obligar al servicio militar. Si algo lograría el servicio militar es alimentar el deseo de migrar que ya habita en más de la mitad de los jóvenes del país.
Es un tanto irónico que los legisladores que proponen el servicio militar como manera de “rescatar” a los jóvenes no entienden que la crisis deviene de la ausencia del Estado en sus vidas. Los jóvenes emigran porque la política ha abandonado su labor de proveer bienes y servicios públicos de calidad. El amor Estado estatal está ausente en las escuelas y las universidades, está ausente en los centros de salud. Está ausente en las calles y el mercado laboral. Está ausente en el Congreso que no parecería querer fiscalizar el uso de nuestros recursos por parte del Poder Ejecutivo. Juntos, las distintas administraciones gubernamentales y los legisladores se han dedicado a promover la exclusión sistemática mediante decisiones políticas tendentes a la privatización de nuestros derechos.
Si de algo sirvieron los gobiernos de Trump y las travesuras de Bolsonaro, si de algo sirven las formas represivas de Bukele o incluso el más reciente triunfo de Milei, es para recordarnos que la democracia es una cultura al servicio de las personas, una manera de asumir las relaciones interpersonales, un compromiso incesante con el valor la inclusión que es consustancial al cuidado. Eso no se logra con el servicio militar.
Quienes comparten la visión de un futuro democrático centrado en las personas y su prosperidad deben dejar en el pasado las nociones de Patria y soberanía construidas en torno a códigos militares jerárquicos y autoritarios. Las guerras y la fuerza bruta solo conducen a soluciones de suma cero donde los principales afectados son nuestros jóvenes. Bienes y servicios públicos de calidad. Garantía de derechos. Así se hace Patria.
Al “amor a la Patria” de quienes proponen el servicio militar obligatorio para los jóvenes de la República Dominicana le falta amor (y conocimiento) y le sobran armas.
Lo que dice la gente