Por Franiel Genao
Este pasado domingo Chile concurrió a una segunda vuelta electoral a nivel presidencial entre Gabriel Boric y José Antonio Kast, resultando el primero ganador en una elección histórica, donde participaron unas 8,3 millones de personas. Boric, situado a la izquierda del espectro político, ganó con el voto de 4.619.222 personas frente a unos 3.648.987 votos de Kast, un ultraderechista con simpatías hacía la dictadura de Augusto Pinochet, que duró 17 años en Chile, y que se impuso tras el Golpe de Estado a Salvador Allende.
Boric, que hoy tiene 35 años, ha sido diputado en dos periodos, y ahora, se ha convertido en el presidente más joven de Chile. Entró a la palestra pública en 2011 como parte del movimiento estudiantil que reclamaba al Estado educación de calidad y gratuita. Junto a parte de las figuras más relevantes de este movimiento, fundaron lo que hoy se conoce como Frente Amplio, un espacio donde convergen varias organizaciones políticas, y que en las elecciones de 2017, obtuvo el 20% de los votos a nivel presidencial con la candidatura de la periodista Beatriz Sánchez. Ese mismo año, entró al parlamento chileno con más de 20 diputados.
El actual diputado y presidente electo ha logrado el hito de ser el más votado de la historia de Chile en una de las elecciones más concurridas. En el 2019 formó parte de acuerdo que logró canalizar las intensas manifestaciones que se vivían en Chile en lo que fue el inicio del proceso constituyente que tiene pautado dotar a este país suramericano de una nueva Constitución en julio del 2022, pues actualmente se mantiene la aprobada durante la dictadura.
El nuevo presidente tiene por delante el reto de conciliar un programa de gobierno ambicioso y de grandes reformas como la transformación de las AFP, con la tarea de gobernar un país donde el 44,13% de las y los electores optaron por una oferta electoral totalmente contraria a Boric, como lo era Kast, a lo que se le suma un espacio de conflicto con una Cámara de Diputados y del Senado, donde no habrá una mayoría que pueda imponerse y obligará permanentemente a la negociación de cara a la gobernabilidad.
Al tiempo que le da salida a las promesas hechas durante la campaña de reducir la desigualdad, construir un sistema fiscal más progresivo y hacer más presente el Estado en áreas como salud, transporte, la educación, la protección de los Derechos Humanos y la atención de la niñez.
Mientras en paralelo se discute la nueva Constitución de Chile que pretende alejarse del modelo neoliberal en lo social y económico heredado de Pinochet. Boric tendrá que echar hacia adelante un gobierno que genere estabilidad y no decepcione a ese abrumador respaldo obtenido por un presidente que habló con mucha fuerza sobre el cambio climático y la importancia de las reflexiones que nacen del feminismo para la política hoy.
Lo que dice la gente