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5 desafíos de la ciudad de Santo Domingo 

5 desafíos de la ciudad de Santo Domingo 

Para definir los desafíos que tiene la ciudad, hay que pensar primero en las condiciones que debe tener cualquier asentamiento para promover el bienestar de sus habitantes. En el sentido más básico, una ciudad debe cubrir ciertas necesidades esenciales. Todos necesitamos salud, alimentación, un techo, seguridad, etc. En este artículo me enfocaré en cinco desafíos que se deben superar para asegurar el bienestar básico de la población.

  1. Acceso al agua potable. El problema de abastecimiento de agua potable tiene muchas aristas. Por un lado, la disponibilidad de las fuentes de agua es muy susceptible al cambio climático. Se observan periodos de sequía más extensos y años en los que las precipitaciones no son suficientes para suplir a toda la población. A esto se le agrega la incapacidad del sistema de distribución de satisfacer una demanda que incrementa exponencialmente debido al crecimiento desordenado de la ciudad y del desperdicio del recurso por parte de la ciudadanía. Según el Plan Estratégico Institucional 2021-2024 de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), dicha institución tiene la capacidad de ofrecer un promedio de 11.7 horas de servicio a la semana y un 27% de las viviendas no posee acceso directo al agua. A pesar de la tremenda brecha entre oferta y demanda, se siguen aprobando proyectos residenciales de alta densidad recurriendo al uso de pozos tubulares para extracción de aguas subterráneas. El uso indiscriminado de dicho recurso es problemático por varias razones. Primero, existen altos niveles de contaminación del subsuelo producto de la falta de gestión adecuada de las aguas residuales. Segundo, la extracción intensa y constante deja vacíos en el suelo que pueden generar colapsos por inestabilidad y a la vez, dejan espacio para que el agua del mar entre a los acuíferos. Este último proceso se llama intrusión salina y hace que el agua que previamente era potable se convierta en un recurso no apto para consumo humano.
  • Gestión de aguas residuales. Este tema siempre se menciona en época de elecciones y se olvida en los tres años siguientes. Es difícil darle seguimiento a algo que no vemos. Tenemos inodoros, tinas, lavamanos, fregadero, lavadora; instalaciones que usamos varias veces al día y rara vez pensamos a dónde va el agua después de que la utilizamos. ¿Sabes si tu hogar está conectado al sistema de alcantarillado?

    Solo el 27% de las aguas residuales generadas en el Gran Santo Domingo son captadas por la red de alcantarillado sanitario y solo 6.5% de esas aguas generadas son tratadas. ¿Entonces, a dónde va el resto? El 93.5% de las aguas negras producidas en la ciudad son infiltradas al subsuelo sin tratamiento alguno y eventualmente terminan contaminando a los ríos y los mares (B y F Consulting, 2021). Algunas edificaciones poseen pozos filtrantes y muchas descargan sus desechos directamente al subsuelo. Teniendo en cuenta que también se ha incrementado el uso de pozos tubulares para extraer agua “potable” del subsuelo, la situación sanitaria de la ciudad se encuentra en un estado crítico y alarmante desde hace muchos años. Imagínate lo que descargas en el inodoro, luego imagina 3 millones de personas haciendo lo mismo, y por último piensa en los acuíferos como piscinas subterráneas en las que se va acumulando todo. Ahora, recuerda esa sensación de repugnancia y exígeles a tus representantes que traten esta situación como un estado crítico de salubridad y comiencen a ofrecer soluciones. Este es un problema complejo que se vuelve más difícil de resolver a medida que crece la ciudad.
  • Resiliencia a inundaciones. Las inundaciones en la ciudad de Santo Domingo no son un tema nuevo para nadie. En los dos últimos años, han ocurrido dos tormentas que han producido pérdidas humanas y materiales. Los ciudadanos son cada vez más conscientes del problema ya que a pasado de ser una incomodidad a un riesgo directo a la vida humana. Está claro que parte del problema son los eventos atmosféricos más extremos, intensos e impredecibles generados por el calentamiento global. Sin embargo, los efectos que se observan son exacerbados por la urbanización acelerada del territorio sin tener en cuenta los cambios en la hidrología de la zona. En un área natural, del 80 al 90% del agua de lluvia es capturada e infiltrada al subsuelo. El asfalto, el concreto y la compactación del terreno hacen que el 98% del agua de lluvia corra superficialmente. No tenemos control sobre las tormentas, pero sí controlamos el uso del suelo. El análisis hidrológico debería ser obligatorio al momento de diseñar cualquier proyecto de desarrollo. ¿Quieres desarrollar un solar baldío y construir un edificio? Perfecto, pero tienes que responsabilizarte por el exceso de escorrentía pluvial que estás generando. Para esto se requieren regulaciones que definan las obligaciones de cada uno de los actores involucrados en el desarrollo de la ciudad. El drenaje pluvial siempre será insuficiente si se sigue desarrollando sin analizar el efecto que la pavimentación tiene en el volumen de escorrentía generado.
  • Calidad del aire. La calidad del aire está directamente relacionada a la salud. Se calcula que en el mundo 1,3 millones de personas mueren cada año a causa de la contaminación atmosférica urbana. La exposición a agentes contaminantes en el aire incrementa la incidencia de asma, inflamación alérgica, y afecta el volumen de fuerza respiratoria. También, los niños que habitan ciudades con mayores niveles de contaminación del aire desarrollan una capacidad pulmonar inferior a aquellos que respiran aire limpio (World Health Organization, 2021). La contaminación atmosférica es un proceso heterogéneo. La composición del aire presenta variaciones espaciales y temporales, y es altamente influenciada por efectos meteorológicos. Se han realizado investigaciones puntuales para evaluar la calidad del aire en la ciudad y los resultados indican altos niveles de contaminación. Sin embargo, para tener una idea real de la situación, se necesita un sistema de monitoreo continuo que provea la información pertinente para desarrollar un plan de gestión de calidad del aire. A pesar de la falta de datos, todos sentimos el efecto de la contaminación. Ese olor a humo por las mañanas, las alergias constantes que nos dificultan cumplir con nuestras tareas diarias, y la alta tasa de incidencia de enfermedades respiratorias, son algunos indicadores de que hay un problema serio de contaminación en la ciudad. El tránsito vehicular, los procesos comerciales e industriales, la quema de basura son algunas de las fuentes de contaminantes. Por otro lado, los bajos niveles de arbolado nos dejan expuestos a la contaminación. En conclusión, no se puedes tomar decisiones efectivas sin información.
  • Control de procesos constructivos. Un proyecto de construcción inherentemente implica ruido, tránsito de maquinaria pesada, modificaciones al paisaje urbano y cierto nivel de entorpecimiento temporal de las actividades de zonas aledañas. Lo que es inaceptable es la ejecución de un proyecto ignorando por completo el bienestar de los demás residentes de la ciudad. Calles destruidas y sucias; Sedimento acumulado en cunetas; rejillas y alcantarillado pluvial obstruidos; material acumulado en las aceras, polvo que empeora la calidad del aire que respiramos; e interrupción de servicios sin previo aviso son algunas consecuencias de la ausencia de regulación y monitoreo. ¿Es todo esto inevitable? ¿Tenemos que aguantar el caos para lograr “el desarrollo”? No.  El desarrollo de un proyecto conlleva responsabilidades, pero en República Dominicana hay muchos aspectos de los procesos constructivos dejadas a la voluntad del desarrollador. Una estrategia utilizada en otros países es la implementación de planes de control de erosión y sedimentación que se someten con el pliego de planos necesarios para la aprobación de un proyecto.  Estos planes consisten en definir secuencias de construcción óptimas y preparar planos en los que se determinen las medidas a tomar para prevenir el transporte de polvo, tierra y agua sucia fuera de la zona de construcción. En resumen, es exigir a los constructores que se hagan responsables por el impacto de sus proyectos.

Todo ser humano necesita salud y seguridad. La ciudad tiene que ser un ecosistema que permita cumplir con estos requerimientos básicos. Procuremos que la ciudad que se está construyendo hoy, sea una ciudad en la que queramos vivir, no de la que todos quieren escapar.

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