El Distrito Nacional debe ser una de las ciudades con más publicidad exterior del mundo. Tanto que me lleva a veces a sospechar que los tapones solo son un instrumento más generado por el mundo publicitario para que veamos sus afiches… Sospecho, luego existo.
Ahora, con la entrada de la tecnología hemos avanzado varios pasos hasta llegar al frente publicitario digital sin los correspondientes ajustes. Hace 30 años que Toque Profundo cantaba la canción de dualidad por excelencia "Mi País", donde repetía al final de cada estrofa: "Es una linda ciudad, aunque no haya electricidad." Pues si la falta de electricidad sigue sucediendo, los carteles digitales no parecen enterarse, y siento que terminaremos cantando "Es una linda ciudad, aunque haya exceso de publicidad".
Este nuevo desafío se refiere al nivel de brillo, contrastes e iluminación bastante agresivos del material publicitario que se colocan en estas pantallas digitales. En días recientes compartí la publicación del portal chileno @ElDesconcierto, en la cual se anunciaba de que en Chile una nueva norma de contaminación lumínica obliga a apagar las pantallas publicitarias en la noche. Me pareció formidable. La noticia decía que "hasta ahora, las normas que regulan la contaminación lumínica en el país estaban centradas en proteger el valor astronómico de los cielos en ciertas comunas del norte de Chile. Pero la presencia de luces fuertes en el entorno también afecta la salud de los animales y las personas."
Primero desconocía el concepto "contaminación lumínica", aunque me hace todo el sentido del mundo. Así como, desconocía que había un "valor astronómico de los cielos", pero también me hace sentido de vez en cuando poder sentirse insignificante viendo el universo. O quizás ese valor es aquel que mi amiga María Gabriela me expresaba cuando me escribió:
"Me instalaron una (pantalla digital) en la Lincoln y no he podido volver a despertarme con la luz del sol, porque es un farol directo a mi apartamento, un abuso".
Por otro lado, me hablaba Yasmin haciendo un buen contrapunto… "En un país donde las calles no están iluminadas, me siento más segura con una pantalla de esas". Punto valido el cual a la hora de normar debe debatirse. Llevando incluso a observar la responsabilidad de la empresa con su entorno, más allá de la instalación publicitaria y de las autoridades más allá del afán de lucro en el arbitrio.
Tenemos que interesarnos en estos temas. Ya que, ante la falta de regulación de su intensidad, estas vallas digitales proliferan por toda la ciudad. Cambian de imágenes, montan películas… son verdaderos distractores externos. Falta poco para ver colocadas mujeres semidesnudas provocando accidentes, quizás ahora con el inicio de la pelota invernal el equipo de béisbol de los Leones del Escogido vuelva a animarse.
Al margen del humor, necesitamos proteger la seguridad vial, los vecindarios y a los conductores. La Asociación de Publicidad en el Exterior de América (OAAA, por sus siglas en inglés) tiene en su Código de Principios el deber de:
“1. Garantizar que los mensajes comerciales y no comerciales difundidos en vallas publicitarias digitales sean mensajes estáticos y el contenido no incluya elementos de video animados, parpadeantes, de desplazamiento, intermitentes o de movimiento completo.
2- Garantizar que las condiciones de luz ambiental asociadas con las vallas publicitarias digitales sean monitoreadas por un dispositivo sensor de luz en todo momento y que el brillo de la pantalla se ajuste adecuadamente a medida que cambien los niveles de luz ambiental.”
Según el doctor Fernando Ávila Castro, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, la luz artificial altera el ritmo circadiano y nuestro reloj interno, así como el de los microbios, plantas y animales que rigen su comportamiento con los cambios de luz. Salir por la ciudad no puede terminar siendo un paseo por la sección de clasificados digitales. No hay duda que esto afecta nuestra salud mental y nuestro nivel de cansancio.La nueva medida de Chile resalta que "A las pantallas publicitarias que se instalen de ahora en adelante, se les exigirá un límite de emisión, así como también a los alumbrados exteriores como de calles, plazas, industrias, estadios y canchas". Debemos trabajar este tema con urgencia. Por la salud y la convivencia. Y también por Stefany, que me escribió diciendo "Yo tengo una que me tiene bien harta". Y, créanme que a Stefany, hay que tenerle miedo cuando se harta.
Lo que dice la gente