Es difícil despejarse de todo prejuicio, creencias, privilegios y poder entregarle cinco días de tu vida a personas que tienen un contexto completamente diferente al tuyo. Aprender a escuchar, ver, sentir otra vez, como si volviéramos a nacer.
La empatía no sólo es uno de los valores humanos que más necesitamos hoy como sociedad, sino que también, en mi opinión, es de los más difíciles de ejercer.
En República Dominicana, para muchos niños y niñas, jugar es un lujo. Pero si naces niña, naces también con el miedo a que te violen, te casen a temprana edad, a ser maltratada. Naces con la responsabilidad de cuidar a tus hermanos menores, a cuidar la casa mientras mamá trabaja. Con la probabilidad de dejar los estudios, quedar embarazada, ser víctimas de uniones tempranas y, sobre todo, ser una cifra más de niñas que, olvidadas por el Estado y condenadas por la sociedad, no pudieron ser solo niñas.
La pobreza, la falta de educación sexual y reproductiva, falta de políticas que no protegen a las niñas en estos escenarios. Factores sociales y culturales romantizan el hecho de que una niña menor de edad, sea y se comporte como una adulta.
Y la data no miente.
Según un reciente estudio de UNICEF y el Banco Mundial, 2 de cada 3 embarazos adolescentes en República Dominicana resultan de una unión temprana.
Por cada mil nacimientos registrados en República Dominicana, 94.3 son de madres de entre 15 y 19 años, más del doble de la tasa mundial de embarazo adolescente (42), según el Banco Mundial.
Durante 2021, en los servicios de salud pública dominicanos nacieron 25,190 niños de madres adolescentes, lo que equivale al 22 % de los nacimientos en el país ese año, 69 por día.
Es difícil pensar que hay esperanza. Sin embargo, siempre recuerdo una canción de la banda británica The Smith que tiene una de mis frases favoritas: “There is a light that never goes out” (Hay una luz que nunca se apaga). Es una frase que, lejos de traer una analogía de la canción al texto, me recuerda que en cualquier contexto de caos que esté viviendo, siempre, siempre hay una luz que lo ilumina.
Y así fue como conocí una iniciativa ubicada en el municipio de Miches en la provincia de El Seibo, se llama “Soy niña, soy importante” de la Fundación Tropicalia. Un campamento de verano, para niñas de la comunidad entre 9 y 12 años que tiene como objetivo fomentar su sano desarrollo a través de talleres sobre autoestima, proyecto de vida, salud sexual y reproductiva, bienestar físico y emocional y ciudadanía. Acciones que buscan preparar a las niñas para tomar decisiones asertivas de cara al futuro.
Cinco días de campamento, en 3 escuelas diferentes de Miches. Participan entre 120 y 200 niñas por año y más de 20 voluntarias y expertas que componen este proyecto.
Son cinco días para ser niñas. Jugar en el patio, bailar libremente y cantar a todo pulmón con amigas que acaban de conocer. Dibujar lo que a veces con palabras no saben expresar. Sentirse importantes.
Soy niña soy importante nace de una pregunta: ¿qué significa para ti ser niña?
Para las niñas de Miches, una niña es la que obedece, la que va al colmado, la que cuida a sus hermanos menores, la que cocina. Por esta razón, es que actualmente el programa de clases abarca temas como educación sexual con @Elaineféliz1, empoderamiento y cuidado del cabello rizo con las chicas de @Missrizos, fútbol con el equipo de @uruquique y charlas especiales como identificar las señales de acoso en el hogar y callejero con las chicas de @catscallrd.
Las profesoras y voluntarias tenemos un rol claro: acompañarlas durante cinco días, escucharlas, entenderlas, no juzgarlas, hacerlas sentir seguras y protegidas. Darles las herramientas para que puedan desenvolverse de la mejor forma en su contexto.
Recuerdo una de las charlas que más me gustó fue la visita de la piloto dominicana Shade Medina. Las caras de las niñas mostraban la ilusión de poder volar el día de mañana. Viajar. La representación importa.
“Soy niña soy importante” es un aprendizaje constante que se adapta a las necesidades de las niñas. Tienen un equipo y una red de apoyo de diferentes instituciones que les dan las herramientas para solucionar los problemas que envuelven a cada una de las niñas. Mejorar su calidad de vida. Romper el imaginario de las niñas en la comunidad y darles la oportunidad de ser importantes.
El año pasado, cumplieron 10 años de labor y ya han impactado a más de 1,260 niñas.
Este año vuelvo, llena de esperanza de verlas otra vez. Acompañarlas y seguir aportando a esta iniciativa que me ha enseñado tanto.
Lo que está pasando en Miches es un ejemplo más de cómo podemos ayudar y lograr cambiar las cifras que nos representan.
Si quieres ser parte del equipo, puedes aportar de la siguiente forma:
1- Visibilizar la iniciativa para que más personas lo conozcan.
Puedes conocer más sobre el proyecto entrando a https://snsi.fundaciontropicalia.com/ https://www.instagram.com/soyninasoyimportante/?hl=es
2- Donar tu tiempo como voluntaria.
Escribe a snsi@fundaciontropicalia.com
3- Donar materiales para el campamento como: útiles escolares, manualidades, comidas/meriendas, uniformes, zapatos de deporte.
Escribe a snsi@fundaciontropicalia.com
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