Yenny Carolina Pérez Canelón era su nombre, tenía mi edad (27 años) y el pasado 21 de diciembre se convirtió en la reciente protagonista de la serie de terror que viven las niñas y mujeres dominicanas víctimas de feminicidio.
Era una joven mujer que murió en condiciones inimaginablemente crueles, y eso me basta y me parece suficiente para que el responsable pague los hechos.
Por el hecho fue apresado un hombre identificado como Michael Saba, de 30 años, que según la Policía confesó ser el autor de la muerte a la joven y a quien se le ocupó una pistola con la cual habría cometido el hecho, tres armas blancas, drogas, celulares y otras evidencias.
No tienen ningún valor periodístico ni su físico; ni sus fotos en traje de baño; justificar su muerte, ni revictimizarla usando las motivaciones por la cuales estaba con su presunto asesino.
Lamentamente los detalles innecesarios de su cadaver; titulares y fotografías amarillistas se siguen publicando, se siguen escribiendo relatos que pretenden enfocar la culpa de su propia muerte a las víctimas, sin importar qué tan cruel y despiadada sea y a veces de una forma que raya en lo asqueante.
Consciente de esta situación y a partir del contexto local, es decir, de cómo se abordan estos casos y de la necesidad de herramientas para mejorar la calidad de las informaciones difundidas tanto en medios tradicionales como alternativos/digitales, me surgió la idea de elaborar una guía para periodistas para la cobertura de situaciones de violencia que diariamente se dan en nuestro país.
La Guía para la Cobertura Mediática de Casos de Violencia de Género, en un esfuerzo en colaboración con la Fundación Friedrich Ebert (FES) y que contó con el apoyo del Centro de Investigación Para la Acción Feminista (CIPAF)y el Instituto de Género y Familia de la UASD para así contribuir a la lucha por un periodismo ético, apegado al respeto de los derechos humanos e incorporando el enfoque de género.
Esta guía es una herramienta para proporcionar directrices prácticas y éticas que ayuden a abordar casos de violencia de género de manera respetuosa, sensibilizada y efectiva.
A continuación algunas pautas que forman parte de su contenido:
¿QUÉ DEBEMOS HACER?
• Respetar la dignidad de la víctima y la de sus familiares. El lenguaje importa, por eso hay que cuidar siempre qué tipo de imágenes y los términos a utilizar en cada uno de los formatos utilizados para presentar las noticias sobre violencia basada en género.
• Tomar siempre en cuenta el contexto y que el feminicidio es un crimen de poder. Presentar las informaciones recabadas de los casos, ya sea de violencia sexual, feminicidio o personas desaparecidas como parte de la incidencia en violencia de género y no como caso aislado y siempre tomar en cuenta las circunstancias en las que ocurren estos hechos.
• Incluir en sus trabajos periodísticos los números telefónicos de las instituciones y organizaciones que ofrecen orientación y asistencia en caso de violencia de género: En República Dominicana llamar al *212 o al 809-685-3755.
• Creerle a la víctima. Reconocer que la víctima está en un momento de extrema vulnerabilidad, por lo que es importante creer en su testimonio y evitar la revictimización.
• Publicar datos del agresor evitando que el anonimato asegure impunidad. En la cobertura de femicidios es habitual que la información se centre en la víctima. Esto no es necesariamente problemático, ya que puede contribuir a que la población empatice con
la gravedad del hecho, reconozca las consecuencias de la violencia basada en género y reclame mejores estrategias de prevención. Pero el foco no debería estar solo
en la víctima.
• En lugar de examinar la conducta previa de la víctima, que no tiene relevancia para explicar el crimen, es más relevante examinar la conducta previa del femicida. ¿Había antecedentes de violencia física o psicológica en la relación? ¿El agresor tenía un historial de violencia hacia otras mujeres?
• Realizar seguimiento de los casos publicados. Esto permite visibilizar que no se trata de un hecho aislado sino de un fenómeno social que necesita respuestas por parte del Estado.
• Conocer y respetar las etapas del proceso penal a fin de informar debidamente a la audiencia y no incurrir en la denominada mediatización judicial respetando también el derecho de presunción de inocencia.
• Tener en cuenta la interseccionalidad de género, raza, etnia, clase social, edad y estatus migratorio.
• Consultar a personas expertas en violencia basada en género a la hora de abordar los casos y verificar
datos de organizaciones especializadas .
• Buscar la respuesta de las instituciones del Estado.
• Promover y producir noticias de empoderamiento y casos exitosos en sobrevivientes de violencia de género y que visibilicen la necesidad de políticas públicas para la erradicación de la violencia.
¿QUÉ DEBEMOS EVITAR?
• El sensacionalismo. En el caso de tratarse de una muerte violenta, definir el caso como un feminicidio y no como un hecho pasional o “la mató por celos” ni ninguna otra frase que justifique el hecho.
• No cubrir casos específicos sino cubrir patrones. Ofrecer cifras provistas tanto del Estado como de las organizaciones afines y comparar datos, de ser posible. También, integrar la opinión de las personas, de manera que los efectos de la violencia queden visibilizados.
• Exponer a personas menores de edad.
• Detalles morbosos sobre el crimen.
• Nunca usar la historia personal de quien ha sido víctima para argumentar o justificar la agresión. La condición sexual, física, social o económica no justifica la violencia cometida contra la víctima. Tampoco debe ser culpada con comentarios tales como: la ropa que usaba o que “le gustaba salir y divertirse”.
• Reforzar los estereotipos de género.
• Cuidado con los testimonios de los familiares. Esto implica evitar entrevistar a familiares de la víctima inmediatamente cuando ocurre el suceso y en caso de ser estrictamente necesario, no usar fotos o videos de las personas entrevistadas en su momento de dolor
y vulnerabilidad.
• Revelar información privada que no es relevante para el caso. Una víctima de femicidio u otra manifestación de violencia no elige estar en el foco público; los y las periodistas deben tener esto presente y ser respetuosos con su privacidad y memoria.
Reitero y no me cansaré, ante el panorama actual, se hace necesario que todos los actores sociales conversen, discutan y escuchen las necesidades de cada parte involucrada en el proceso del relato a la hora de informar sobre estos casos.
El Estado, la academia (escuelas de comunicación), los medios, periodistas, comunicadores y la audiencia tenemos una importante cuota de responsabilidad en la prevención de este flagelo.
Paz a los restos de Yenny y mis más sinceras disculpas y abrazo solidario a sus familiares quienes tendrán que ver como a su hija la asesinan más de una vez.
Lo que dice la gente