El Mitin
Apoya El Mitin

Cuando el techo cae sobre todos: una tragedia que revela nuestras grietas

Cuando el techo cae sobre todos: una tragedia que revela nuestras grietas

Foto por Orlando Barria

Han pasado varios días desde la tragedia en Jet Set, y apenas ahora encuentro palabras que no me suenan huecas. He borrado y reescrito este texto muchas veces, tratando de ser prudente, pero a la vez  de hacerle justicia al dolor, al desconcierto y a la rabia que nos atraviesan a todos. Porque, aunque no estuve allí, como dominicana, como mujer, como periodista, como amante del merengue, yo también estuve bajo ese techo.

La madrugada del martes 08 de abril la iluminada pista Jet Set, un lugar de tradición al muchas veces asistí, se llenó de silencio y escombros. El techo se derrumbó durante una presentación de mi admirado Rubby Pérez quien amenizaba la fiesta, dejando hasta la fecha de la publicación de este artículo, el saldo de 231 personas fallecidas, incluido el propio artista. En segundos, lo que debía ser una noche de música y alegría se convirtió en una de las tragedias más desgarradoras de la historia reciente dominicana.

Tantas celebraciones, tantos cumpleaños, tantos bailes en esa pista iluminada… No puedo dejar de pensar en quienes acudieron esa noche y terminaron atrapados entre ruinas. ¿Cuántos de ellos crecieron confiando en ese espacio como parte de su historia personal, como muchos de nosotros?

Frente a una pérdida tan masiva, es natural que el país entero busque consuelo. Pero también es urgente que miremos más allá de la conmoción inicial. No podemos permitir que este horror se disuelva en el ciclo habitual de indignación y olvido. Aquí hay responsabilidades que deben asumirse, no solo por respeto a las víctimas, sino para evitar que algo así vuelva a repetirse.

La negligencia institucional como norma

¿Cómo es posible que un establecimiento de esta magnitud opere sin las condiciones estructurales necesarias para proteger la vida de sus asistentes? ¿Dónde estaban los controles de ingeniería, las inspecciones periódicas, la fiscalización del uso de suelo, las salidas de emergencia? La permisividad de las autoridades es, en este caso, una forma activa de violencia. La falta de aplicación rigurosa de las normativas no es solo descubierta: es complicidad .

Jet Set no era un espacio marginal ni improvisado. Era una institución del entretenimiento en Santo Domingo, con décadas de historia, en la que muchas veces, reitero:  yo misma confié. ¿Cómo explicar que no se han realizado refuerzos estructurales visibles, sabiendo que albergaban cientos de personas por evento? La rentabilidad no puede seguir siendo excusa para reducir gastos en seguridad. Los empresarios que lucran con el ocio colectivo deben entender que la vida humana no es un costo operativo.

En un país donde los intereses económicos y políticos bailan en los mismos salones que la información, el tratamiento mediático de esta tragedia ha sido, en muchos casos, tibio y superficial. Y aquí hago un llamado también desde la autocrítica: quienes trabajamos en medios no podemos limitarnos a replicar notas institucionales y declaraciones oficiales sin profundizar en las condiciones que permitieron esta tragedia. Hagamos un ejercicio: ¿cuántos titulares han evitado la palabra “responsabilidad”? ¿Cuántos más prefieren hablar de “fatalidad” antes que de negligencia?

Redes sociales: espejo y abismo

Ese doble filo que acompaña cada momento de nuestra vida pública, han sido escenario de homenajes, indignación y cadenas de oración, pero también de morbo y desinformación. Mientras algunas cuentas se convirtieron en puentes para buscar desaparecidos y compartir palabras de aliento, otras usaron la tragedia como material de consumo: filtrando imágenes de cuerpos, lanzando teorías absurdas o banalizando el dolor.

Quizás aquí también debamos hacer una pausa y preguntarnos: ¿qué ética nos guía cuando publicamos, compartimos o damos like? También nos restregó en nuestras pantallas que cuando ocurre una emergencia nos acordamos que dependemos del trabajo muchos voluntario con poquísimos recurso, de nuestro socorristas: Defensa Civil, Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja y cuerpos castrenses, que operan “a mano pelá”, mientras que otras figuras/influencers que si son bien remuneradas le cuesta poner una publicación para que “ensuciar” su “feed”.

La verdad también pasa por los cuerpos

Para muchos familiares, someter los cuerpos de sus seres queridos a un proceso médico-legal puede parecer un acto innecesario, incluso cruel. Pero necesitamos comprender que las autopsias no son un obstáculo para el luto, sino una herramienta para la verdad.

Una autopsia es un examen médico detallado que busca determinar la causa y las circunstancias de la muerte. Es un procedimiento técnico, pero también profundamente humano, que permite establecer responsabilidades, descartar encubrimientos y dar fuerza a procesos legales que podrían evitar futuras tragedias. No se trata de una desconfianza hacia los fallecidos, sino de una exigencia hacia los vivos.

En contextos como el de Jet Set, donde hay cientos de víctimas, versiones encontradas, fallas estructurales y posible negligencia empresarial o estatal, las autopsias son esenciales. No sólo identifican con certeza a cada persona fallecida —proceso crucial en medio del caos—, sino que ayudan a reconstruir lo que pasó minuto a minuto. Saber si murieron por impacto, asfixia, aplastamiento o demora en la atención no cambia lo ocurrido, pero puede cambiar el curso de la justicia.

Sí, duele. Pero a veces el dolor también debe ser parte del camino hacia la verdad. Y ojalá poder contar con más patólogos y patólogas en el Sistema Nacional de Salud (SNS), en medio de la precariedad, su trabajo ha sido admirable. 

La ciencia detrás de las respuestas

Según un comunicado de la Presidencia, la investigación sobre el colapso del Jet Set estará coordinada por la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica de Infraestructura y Edificaciones, con el acompañamiento de expertos nacionales e internacionales. El objetivo es determinar con precisión qué provocó el desplome y establecer posibles responsabilidades, tanto técnicas como institucionales.

En mi búsqueda para comprender mejor este proceso, consulté a la ingeniera estructural Leonela Pérez Pimentel, quien me confirmó que el análisis posterior a un colapso no es un simple protocolo burocrático, sino una herramienta vital para la prevención de futuras tragedias. “El análisis estructural es esencial para garantizar la seguridad pública y la mejora continua del ejercicio profesional”, afirmó.

Leonela, quien tiene amplia experiencia en gestión, diseño y dirección de proyectos de infraestructura , dentro y fuera del país,  agrega que  este tipo de levantamiento comienza por asegurar el sitio del colapso, garantizando que no se altere la escena ni se ponga en riesgo al personal. Luego se documenta meticulosamente el estado de la estructura y se recolectan las evidencias físicas: restos de concreto, acero, uniones, imágenes y datos topográficos. Esta información se complementa con ensayos de laboratorio para evaluar la calidad de los materiales y detectar posibles fallas de diseño, corrosión o deterioro.

”Posteriormente, se simula digitalmente el comportamiento estructural mediante programas especializados, lo que permite reproducir las condiciones que llevaron al colapso. Todo esto culmina en un informe técnico con hallazgos, conclusiones y recomendaciones, que no solo sirve para fines legales, sino que puede impulsar cambios en normativas y prácticas de construcción.”, afirma.

Más allá de buscar un individuo culpable, se trata de identificar fallas sistémicas y aprender de ellas. Porque cuando la estructura colapsa, la ciencia debe ayudarnos a entender por qué, y la justicia debe ayudarnos a que no se repita.

Un país donde el techo no es garantía

Más allá del concreto, lo que colapsó en Jet Set fue un modelo de convivencia donde la vida vale poco, donde la informalidad estructural se normaliza y donde las instituciones solo reaccionan cuando ya es demasiado tarde, para muestra el Puente de La 17 o la Corte de Apelación. Esta tragedia no puede tratarse como una excepción: es un síntoma de un sistema enfermo que necesita una revisión urgente.

Hoy lloramos a Rubby Pérez y a cientos de almas que solo querían bailar. Pero que este luto no sea estéril. Que la memoria se nos clave en la conciencia como una promesa: la reparación a las víctimas, incluyendo los cientos de niños y niñas huérfanos;  la promesa de exigir justicia, de nombrar a los responsables, de levantar un país donde los techos no se caigan y, sobre todo, donde la vida no se ponga en riesgo por la negligencia de otros.

Ese techo que se desplomó sobre más de 400 personas. Ese techo que cayó en medio de la música de Rubby Pérez, ídolo de generaciones, símbolo de alegría popular, y que también murió esa noche. Ese techo no solo era de concreto: era símbolo de todo lo que se ha venido cayendo en este país desde hace años y que nos negamos a mirar de frente.

Me duele profundamente que, en nuestra desesperación por tener respuestas, el argumento más repetido sea: “Dios lo quiso así”. Porque el Dios que yo conozco no permitiría tanto sufrimiento. Perdón, pero no lo creo.

Mi solidaridad con el pueblo dominicano —mi pueblo—, gente generosa y trabajadora que ha aprendido a sobrevivir. Con quienes tuvieron que esperar hasta el último minuto para velar a sus seres queridos, porque aunque hay que respetar los protocolos, así es la cultura del que puede quien tiene.

Y antes de cerrar, un agradecimiento profundo y sincero a quienes, entre el caos, eligieron la entrega: a los socorristas, bomberos, paramédicos, voluntarios y voluntarias  y cuerpos de emergencia, que, con escasos recursos y gran humanidad, no dudaron en meterse entre los escombros para salvar vidas, consolar heridos y acompañar a los que ya no respiraban. A los colegas periodistas que hicieron una cobertura responsable por su labor indispensable de informar al mundo sobre este suceso. 

A ustedes les digo que sus labores estos días  es el recordatorio más claro de que todavía hay quienes sostienen este país con las manos, cuando las estructuras fallan. ¡Gracias!

Lo que dice la gente

Subscribe
Notify of
guest
0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments