El impacto de la crisis ocasionada por el COVID-19 en las finanzas públicas no tiene precedentes. Las medidas de seguridad nacional impuestas desde el mes de marzo han afectado tanto la capacidad de producción de bienes y servicios como la demanda de estos, generando una significativa contracción económica y aumento del desempleo a nivel mundial. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe de junio 2020, se prevé una contracción del crecimiento económico mundial de -4.9% para el año 2020 y una contracción de -9.4% para América Latina: la contracción económica más fuerte de la historia.
Para República Dominicana, esta crisis ha ocasionado una revisión a la baja del Producto Interno Bruto desde una proyección crecimiento del 5% a un -4% para el 2020, impactado no sólo por las medidas de seguridad implementadas por el gobierno dominicano, si no por una disminución de la demanda global por los bienes y servicios (como el turismo) que se exportan. Los efectos que esta crisis tiene sobre las finanzas públicas, eventualmente se manifestaron en una disminución de impuestos recaudados y un aumento en el gasto público.
Por esta razón el ciclo presupuestario del 2020 tuvo dos modificaciones al presupuesto: La primera modificación fue sometida por el gobierno saliente en el mes de Junio (Ley No. 68-20), donde se modificó la estimación de ingresos a la baja (-10.4%) y se aumentó el tope de gasto en un 5.3% en comparación al presupuesto inicial, principalmente aumentando los gastos en servicios sociales en un 10.6%. La segunda modificación fue sometida por el gobierno entrante en el mes de septiembre (Ley No. 222-20), reduciendo las estimaciones de ingreso en -18.7% y aumentando el tope de gasto a RD$1,029,060 millones o 19.5% en comparación con el presupuesto inicial, principalmente aumentando servicios sociales (+25.6%) y servicios económicos (+7.6%).
Durante el primer semestre del año, el Gobierno Central percibió un total de RD$285,520.0 millones: una disminución de 14.4% de los ingresos totales en comparación al mismo periodo del año anterior. Por el lado del gasto, durante el primer semestre del año se ejecutó un total de RD$402,204.3 millones, correspondiente al 94.4% de lo que se había programado para el semestre, un % de lo programado y un aumento de % en comparación al año anterior. La disminución en los ingresos efectivos y el aumento del gasto total resultó en un resultado financiero deficitario de RD$116,911.9 millones, equivalente a un 2.6% del PIB, para el primer semestre. Si no se toman en cuenta los pagos de intereses de la deuda, el balance primario del gobierno fue de un déficit de RD$41,643.3 millones, desviándose sustancialmente de la programación presupuestaria inicial del año 2020, la cual contemplaba un superávit de RD$39,742.5 millones.
Las proyecciones de organismos internacionales indican que la crisis sanitaria desatada por la pandemia COVID-19 ha disparado los déficits presupuestarios en la mayoría de los países de la región. Dentro de este contexto, el Presupuesto General del Estado del 2020 alcanzará un déficit de -9.3% del PIB, por encima del -8.5% del promedio regional.
¿Se encontró verdaderamente un estado “Quebrado”?
Según Alejando Mercedes, ex asesor de la Dirección General de Presupuesto, al 7 de agosto, el PGE contaba con ingresos y fuentes de financiamiento percibidos por el gobierno central de RD$ 640 mil millones, un 60% del presupuesto vigente de ingresos. Por su parte, las instituciones del Gobierno Central habían devengado gastos (es decir, gastos comprometidos, pero aún no pagados) por RD$ 645 mil millones, un 60.2% del presupuesto de gastos vigente y 0.9% más que los ingresos percibidos a la fecha. Es decir, que las nuevas autoridades recibieron un presupuesto con el 40% de los recursos aún sin ejecutar y con el 32% de esos mismos recursos aún sin comprometer esperando las decisiones de política pública a tomar por la nueva gestión, y con equilibrio entre los ingresos percibidos y los gastos incurridos, estando incluso ya cubiertos los gastos extraordinarios provocados por la pandemia de COVID-19 hasta el momento del cambio de mando.
Es decir, al primer trimestre del 2020 se encontró un déficit financiero de RD$116,911.9 millones (los gastos fueron mayores que los ingresos que recibe el estado sin incluir fuentes financieras), sin embargo, el balance presupuestario se encontraba parcialmente equilibrado con un déficit de RD$6 mil millones, un -0.6% del presupuesto vigente y -0.9% de los ingresos percibidos (Los gastos eran proporcionales a los ingresos totales, que incluyen las diversas fuentes de financiamiento internas y externas). No se encontró un estado quebrado, se encontró un estado endeudado.
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