¿Qué tan conscientes estamos de la dimensión política de nuestros cuerpos? Desde que nacemos, nuestro cuerpo está a merced de otras personas: de los prejuicios y estándares del otro, del control de las tradiciones, de la violencia… Pareciera que no hay forma efectiva de trazar límites, a las mujeres nos crían con miedo porque sabemos que, en cualquier lugar, la frontera de nuestro cuerpo puede ser atravesada.
El cuerpo de la mujer dominicana está actualmente en disputa en un Congreso mayoritariamente compuesto por hombres que consideran una amenaza que la mujer con la que contrajeron matrimonio les diga que no quieren tener relaciones sexuales con ellos. Porque nuestros cuerpos también están sujetos a pertenecer a otra persona.
En ese mismo Congreso se disputa el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y el destino de nuestras vidas con la inclusión o no de las 3 causales, que son la posibilidad de decidir si mantener o no un embarazo cuando peligra la vida de la madre, cuando el feto padece una condición incompatible con la vida y cuando fue producto de una violación o incesto. A pesar de la claridad de estas 3 situaciones excepcionales, no han faltado los comentarios de los congresistas que consideran que esto es “abrir las puertas al descontrol”, sin tomar en cuenta que lo que está en descontrol es la violencia que se vive día a día contra el cuerpo de las niñas y mujeres.
El tema es el control, de ahí su naturaleza política, porque la necesidad de controlar el cuerpo de las mujeres es una de las manifestaciones de una sociedad machista. Por eso también hay calificativos despectivos para cuando hacemos uso de nuestros cuerpos de forma libre y genuina.
Nuestra cotidianidad también está atravesada por exigencias estéticas y cargas para nuestros cuerpos. Tal vez por esto es que hasta para legislar, las mujeres tienen que cumplir con ciertos estándares de belleza. Tal vez por eso, también, la industria de la belleza es tan rentable en República Dominicana y en el mundo.
Y en esa industria, ¿qué tanto se habla del cuerpo de la mujer en su dimensión política? Recientemente, la peluquería Miss Rizos y otras, han trabajado para redefinir los estándares de belleza en nuestra sociedad de forma tan efectiva que ya podemos ver cómo, en los últimos 10 años, han proliferado varias marcas y peluquerías para pelo rizo y afro.
Pero todavía falta mucho por explorar en la conversación cotidiana sobre nuestros cuerpos en República Dominicana. Y de esto se trata “La Cuerpolítica”, una obra de teatro sobre dos mujeres con personalidades totalmente opuestas, que se conocen como damas en una boda. En este monólogo, escrito por su actriz principal, Julia Lucrecia Taveras, se exploran temas como los estándares de belleza, el compañerismo entre las mujeres y las presiones que tenemos de convertirnos en esposas y madres.
La boda, lo que se supone la máxima realización de toda mujer en la sociedad dominicana, es el mejor escenario para desplegar la trama, porque es la actividad donde más proliferan estas tensiones en torno a cómo nos vemos y cuáles son nuestras realizaciones. Con un toque de absurdo y comedia, la obra representa todos los rituales estándares de las bodas, con hora loca y ramo incluido, como metáfora de la vida misma: con un guión cliché tradicional y preestablecido que la protagonista se encarga de ir cuestionando capa por capa.
La Cuerpolítica es la tercera obra presentada por Teatro Lluvia, un colectivo que se dedica a producir piezas que cuestionan la realidad para generar un diálogo con el espectador. Como colectivo, no buscan generar espectáculos escapistas, sino abordar temas incómodos y convertir a los espectadores en reflexivos. Se trata de que salgamos estimulados, críticos e inconformes con el sentido común para crear otras realidades.
La lucha constante por la enmancipación de nuestros cuerpos no se circunscribe solo a las discusiones que se dan desde el Estado, La Cuerpolítica hace bien en representarla como una guerra que se vive de manera cotidiana en microagresiones que están normalizadas en nuestra sociedad.
El ser valoradas por lo que somos y no por cómo nos vemos, el poder trazar límites, cuestionar los roles que nos han sido asignados y explorar otras posibilidades de vivir, deberían formar parte primordial del diálogo de una sociedad tan obsesionada con el progreso como la sociedad dominicana. Que se haga desde espacios diversos y accesibles como el teatro es una puerta a que suceda en otros espacios.
Y ojalá se hable tanto de la dimensión política de nuestros cuerpos como se habla de la patria, porque como dice la protagonista, la patria es el cuerpo que habitamos.
La Cuerpolítica estará presentándose en la sala La Dramática del Palacio de Bellas Artes, desde el viernes 11 hasta el domingo 13 de noviembre de 2022.
Autora e intérprete: Julia Lucrecia Taveras
Directora: Gabriela Deneb
Producción: Teatro Lluvia
Boletas a la venta en https://tix.do/event/la-cuerpolitica/
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