En medio de una nueva crisis por el COVID-19 en República Dominicana, a solo 2 semanas de las elecciones municipales extraordinarias, a un mes del trabucazo en la Plaza de la Bandera y, a 6 semanas de las frustradas elecciones municipales del 16 de febrero, podemos decir que hemos tenido más episodios que tiempo para procesarlos, sin embargo, hay una figura emergente que ha estado transitando cada uno de estos episodios junto a la ciudadanía, mostrándose siempre con sangre en las venas, y ese es, Bartolomé Pujals.
¿Quién es Bartolomé Pujals? Al lado de Carolina Mejía, Michael Miguel, Johnny Ventura y Domingo Contreras, Bartolomé es un perfecto desconocido, igual que todos nosotros. Tiene 33 años, se crió en un barrio del Distrito Nacional, es abogado y ha sido participante activo de las luchas sociales que han marcado los últimos 10 años de nuestro país. Bartolomé, tras años de participación política no partidista, decidió cruzar de las calles a las instituciones, postulándose a la Alcaldía del Distrito Nacional por El País que Queremos, agrupación de la que es uno de los fundadores, y por Alianza País.
Desde que comenzó la carrera por la alcaldía, Bartolomé venía siendo el candidato paria: su partido, El País que Queremos, no fue reconocido por la JCE, tampoco contaba con una gran partida presupuestaria, y su candidatura fue constantemente invisibilizada por los medios tradicionales. Sus posiciones eran consideradas controversiales por ciertos grupos, siendo la candidatura de mayor peso ideológico en sus propuestas, en un país con marcados rasgos conservadores en el discurso. Además, existía previo a las elecciones, una aceptación elevada por el trabajo del alcalde actual, de quien se esperaba la reelección.
A pesar de esto, Bartolomé se mantuvo fiel a sus ideas, empujando una campaña de bajo presupuesto pero sobrada de ingenio y alma, en la que se proponía dejar atrás el grupismo y el maquillaje, trabajando en “una ciudad para la gente”, sobretodo para aquellos sectores populares que, debido a la forma desigual en que se ha construido la ciudad, no disfrutan de las riquezas y bienes que esta produce. Su candidatura abogaba por el transporte colectivo mientras el resto de los candidatos priorizaban el transporte privado en sus propuestas. Abogaba por una ciudad más democrática e inclusiva donde la alcaldía no solo gestionaría un ayuntamiento sino que defendería el derecho a la ciudad. Abogaba por una ciudad sostenible con ciclovías y vehículos públicos eléctricos o híbridos para ir disminuyendo la dependencia de los combustibles fósiles. Fue también el único candidato a la alcaldía que, fiel a su sensibilidad y a su antecedente como defensor de los derechos humanos, se atrevió a escuchar las demandas de la comunidad LGBTIQ+, un colectivo generalmente ignorado por los políticos tradicionales que no están dispuestos a asumir el costo político que esto significa.
En todas las oportunidades que pudo, fue más opositor que el candidato del PLD contra la candidata del PRM y viceversa. Con sus ideas, desafió tanto el modelo de ciudad peledeísta como el modelo de “El buen camino”. Sin embargo, su candidatura competía con candidatos que tenían una estructura robusta: desde shows de telerealidad y torneos de basketball en los barrios más populosos del Distrito, hasta marchas caravanas masivas. Había un cerco que iba más allá de lo mediático entre la candidatura de Bartolomé y los electores, y ese cerco era la cultura política misma.
El 5 de febrero fue su momento de consagración, aquel donde se necesitaba más que una buena foto, un jingle pegajoso y una gran inversión en medios publicitarios para competir: el debate de ANJE. En este, Bartolomé increpó varias de las ideas de la candidata del continuismo en el DN, entre ellas su visión de movilidad centrada en el vehículo privado y su posición de mantener el manejo de las compras y contrataciones vía un contrato con el PNUD. A lo primero, la candidata respondió que ese tema no era “cuestión de teoría”, y a lo segundo, decidió no usar su derecho a réplica. El candidato por el PLD, contrario a lo esperado, escogió una posición moderada frente a su principal contrincante, evitando además el cruce con Bartolomé, a quién él mismo se había visto expuesto días antes en un debate en el que Carolina no había asistido. Ese día, Bartolomé fue dado como el gran ganador, manteniéndose como tendencia durante más de 12 horas en Twitter, recibiendo cientos de mensajes de felicitación y aumentando más de 5000 seguidores en su cuenta de Instagram.
En un pico de su popularidad, a pocos días de su celebrado desempeño en el debate de ANJE, el día de las elecciones, que es cuando los partidos despliegan toda su capacidad de mover electores, y también, un gran porcentaje de su presupuesto de campaña, Bartolomé, quien no contaba con estas ventajas competitivas, se encontró con una sorpresa devastadora: su boleta no aparecía en más de 10 recintos electorales. Ese día, que pasaría a la historia como el más oscuro para nuestra democracia de la historia reciente, antes de que las elecciones se cancelaran, Bartolomé pedía a sus seguidores en televisión nacional que se tiraran a las calles exigiendo la renuncia del pleno de la JCE, acción por la que fue severamente criticado por los medios que cubrían las elecciones. Esa misma noche, convocados por Alianza País y otros grupos civiles, empezaron las protestas frente a la JCE. Bartolomé apoyó las protestas y asistió de manera infatigable. Un duro golpe lo había llevado de vuelta a su posición original: las calles y el activismo.
Las protestas en la Plaza de la Bandera se convirtieron en una gran convocatoria, no solo a votar masivamente en las elecciones extraordinarias, sino a formar parte del equipo de observación del voto, a quienes Alianza País llamó “Defensores de la Democracia”. Ese sentir en la plaza, el joven candidato lo convirtió en manifiesto, narrando la llegada de la nueva política y el despertar de la gente frente a décadas de acuerdos de aposento, privilegios e impunidad que llevaron a nuestro país a una crisis institucional que desembocaría en la suspensión de las elecciones del 16 de febrero,“Se equivocaron de generación” decía Bartolomé.
Pese a lo inspirador de este discurso, principalmente para los electores jóvenes, el resultado de las elecciones municipales extraordinarias del 15 de marzo estaba prácticamente definido: el PLD se encontraba con su peor valoración histórica tras la suspensión de las elecciones y la candidata del PRM, que había hecho un trabajo intenso de mano a mano en los barrios populares y siguió construyendo su discurso de continuar una gestión con buena aceptación, ganó de manera arrolladora. Bartolomé Pujals sacó 11,792 votos, superando en un 385.5% con relación a los votos obtenidos por AlPaís en 2016. Por supuesto, pudieron haber sido más, si el candidato hubiese abierto su rango de acción que, previo a las elecciones extraordinarias, estuvo más centrado en la Plaza de la Bandera que en los barrios. Mientras tanto, el candidato del PLD y la del PRM se mantuvieron haciendo mano a mano.
El logro de Bartolomé en este proceso electoral va más allá de los votos. Su logro fue desafiar la agenda política que ha imperado en los últimos 20 años, donde los políticos van a ganar apoyados por una maquinaria de mercadeo y de mover electores, reproduciendo prácticas clientelares. Bartolomé es un disruptor que hizo que más de 11 mil votantes salieran a votar entusiasmados por un candidato que se mantuvo estrechando los límites de lo posible en nuestra cultura política, cuestionando la partidocracia tradicional, esa a la que él bautizó "La vieja política", la única que han podido vivir los jóvenes que lo votaron. Bartolomé hizo verdadera oposición y nos dio una idea de lo que significa el relevo generacional, ese que aunque para la vieja política solo sea "cuestión de teoría", para los más de 11 mil votantes significó el surgimiento de un nuevo y prometedor liderazgo.
Excelente precedente marcó Bartolomé, cuya semilla está germinando y dará jugosos frutos no solo en el sistema partidista sino en lo social orientado a la integración solidaria y la justicia social independiente del Clientelismo-Populismo y de poderes fácticos, pudiera decirse que es representa un relevo socialista actualizado, NO rancio ni DobleMoralista.
El desfio ahora es capitalizar estos resultados combinandolos con el potencial acumulado y el despertar de conciencia que se está realizando, para materializar en la sociedad un beneficio colrctivo de manera sostenible en el tiempo.
En buenahora.
Que hemos visto en Baltolome juventud, entereza por resolver problemas de años en el distrito sin hacer grandes derogación de dinero, con la gente y para la gente. Baltolome representa la esperanza de la juventud y tiene soluciones reales a los males que han aquejado al distrito nacional. En Baltolome Pujals hay futuro y para mucho