"Pavimentaron el paraíso y pusieron un estacionamiento" Joni Mitchell
Debe hacer ya 10 años de que el Colegio Babeque me informara que mi grupo de exalumnos no podía continuar usando la cancha los sábados, puesto que la necesitaban como parqueo para actividades.
Algunos de mis amigos dejaron sus mejores años de fútbol (no era gran fútbol) y rodillas en esa cancha de asfalto. Posterior a eso fueron surgiendo alternativas comerciales a jugar fútbol, una incluso de uno de nosotros, el fenecido "City FC". Sin embargo, quiero dejar constancia de que fuimos felices allí y que de vez en cuando la nostalgia nos embarga.
En 1970, Joni Mitchell lanzó una canción de protesta a la modernidad titulada "Big Yellow Taxi". Sobre el origen de la canción, ella contó cómo, al visitar Hawai por primera vez y correr las cortinas de su habitación de hotel, vio maravillada las montañas a lo lejos llenas de verdor, pero que al reducir la mirada hacia abajo la entristeció ver un infinito parqueo. De ahí la razón por la que cantaría "Pavimentaron el paraíso y pusieron un estacionamiento/ Con un hotel rosado, una boutique y una disco/ No parece siempre que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde?/ Pavimentaron el paraíso y pusieron un estacionamiento."
Para fines que nadie lleva, recomiendo la versión de esta canción que rehiciera años después la banda Counting Crows.
El ritmo de crecimiento vertiginoso que viven nuestras ciudades demanda más edificaciones, más viviendas y, debido a la dependencia del transporte privado, más parqueos. Como resultado del pensamiento individual, encontramos sectores enteros sin áreas verdes ni lugares de esparcimiento.
Comprar y edificar nuevas áreas verdes se dificulta por el alto costo que llevan estos terrenos, y que los desarrolladores están dispuestos a pagar. Sin embargo, la necesidad de estas áreas, de vida en comunidad y de sano ejercicio deportivo ha llevado a las autoridades en ocasiones a suplirlos con jornadas peatonales o eventos particulares en ciertos sectores. Esto con el fin de recuperar, aunque sea algún fin de semana, los espacios que ya no le pertenecen a la gente.
Nuestras necesidades miopes exigen más espacio para los automóviles, y así son satisfechas en el mundo empresarial e institucional. Pavimentan y ponen un estacionamiento. Cementerios de autos inertes durante los días laborales, verdaderos desiertos los fines de semana.
No obstante, siempre pienso en cómo fuimos felices en un parqueo. Y cómo anhelábamos encontrar cualquier tipo de esos espacios disponibles. ¿Qué nos impide entonces aplicar esta estrategia? Debemos entablar conversaciones con las principales instituciones que poseen estos amplios cementerios modernos. Para aunque sea los fines de semana, volverlos de utilidad comunitaria.
En este sentido, comprometer a las autoridades municipales, culturales y deportivas a colocar administradores o protectores para esos espacios que se vayan recuperando, aunque sea por unas horas, sin interés comercial, sin el continuo bombardeo de consumo de las plazas comerciales. Podemos colocar una portería, organizar unas clases de zumba, unas tertulias históricas o un cineforo en colaboración con las juntas de vecinos. Debemos recuperar la vida, la convivencia y salir de nuestro rígido enmarque. Debemos comprometer también la responsabilidad social corporativa con la comunidad que la rodea.
Abandonar lo digital y buscar restablecer los vínculos sectoriales, los vínculos humanos. Después de todo, en buena compañía se puede ser feliz hasta en un parqueo.
Lo que dice la gente