por Ernesto Rivera
En Canto Triste a la Patria Bien Amada el autor dominicano Héctor Incháustegui Cabral1 escribió con gran elocuencia uno de los versos más puros de la poesía nacional. Es un poema triste que pone de manifiesto la imposibilidad de amar sin dolor un país colmado de injusticias y patriotismo hipócrita. Apareció publicado por primera vez en el año 1940, época de “esplendor” de la dictadura. Tres años antes, en 1937, Rafael Trujillo ordenó masacrar en la frontera a miles de haitianos y dominicanos, solo por ser negros, solo por el simple capricho de ver la sangre correr apoyado en un prejuicio racial. El tirano necesitaba limpiar ese episodio traumático disfrazándose de humanista, resaltando la “recuperación de la soberanía nacional” con el pago de la deuda externa, nacionalizando las industrias y extendiendo los alcances de la progresiva reconstrucción del país2 con miras a que en 1944 la nación iba a cumplir cien años de su independencia3.
En claro contraste con todos esos indicadores de bonanzas y derroches, el poeta Incháustegui Cabral dirigió su atención al calamitoso drama social, la pobreza de los pueblos del sur, invisible para las estadísticas4. Si se recupera el calor de los gestos arriesgados, hoy que vivimos bajo otros privilegios y otras limitaciones, surgen las mismas preguntas: ¿Están las personas que trabajan con arte y cultura ocupadas en registrar con honestidad el sentir de quienes han sido vulnerados en su país? ¿Están las instituciones culturales y otras gestiones cediendo agencias y espacios para que las historias se cuenten desde la propia experiencia en lugar de traducir y mediar de formas intrusivas? ¿Renuncian las y los artistas al aplauso institucional?
Paisaje movedizo visto desde un auto veloz
La mirada del paisaje en movimiento se ha usado muchas veces para referirse a la doble complejidad de la escritura de la historia. Por un lado, los hechos del pasado parecen inmóviles como una línea durmiente contrastando con los hechos recientes, aguas animadas y poco profundas que no admiten análisis concluyentes5. En el libro Cuadernos de la Cárcel, Antonio Gramsci apunta que un error frecuente en el análisis histórico consiste en la inhabilidad de hallar las relaciones entre lo que es ‘permanente’ y lo que es ‘ocasional’. Por un lado hemos sido obligados a percibir nuestra realidad desde una ausencia oblicua e irreflexiva, viendo tantas cosas pasar cada día frente a nuestras narices. Por otro lado, deseando unir las secuencias de la frenética historia local con tal de elaborar algún sentido posible ante tanta falta de empatía y planificación colectiva.
Un paisaje en fragmentos
Ayer y hoy, el canto triste a la patria bien amada es un himno que cantan las personas condenadas por razones múltiples a escapar del país6. En la isla es habitual desear estar lejos, en alguna otra parte; desarrollamos involuntariamente esas relaciones disfuncionales con el lugar en el que nos tocó nacer. Quizás porque en materia de hacer patria desde el oficialismo y las clases dominantes permanece una recurrente voluntad de preservar o enmascarar el estado real de las cosas. Ahora que nuestro país se encuentra revisando temas tan urgentes como un nuevo Código Penal, tantas trabas y tantos rodeos irracionales muestran el peso del miembro que viola la construcción de un estado de derecho, que no discrimine a las personas y que no las mate con omisiones.
Absolutamente nada de lo que digo es nuevo. La fundación de las instituciones culturales modernas dominicanas surgieron en medio de incoherencias y motivaciones que no son siempre consecuentes con el humanismo al cual decían deberse. Mientras más se indaga en los archivos más se comprende que el descalabro institucional actual es solo síntoma de una enfermedad terminal. La dictadura le contaminó la sangre y su condición la agravaron los gobiernos democráticos que no inician el necesario proceso de extirpar los autoritarismos dentro de la gestión cultural. Tanto en el sector público como en el privado se pueden detectar porcentajes anómalos de verticalidad, censuras, oportunismos, fingimientos, prevaricaciones, componendas y el juego de la doble moral que promueve el silencio cómplice. La crítica quiere escribir sin incomodar a nadie. La historia quiere inscribirse dejando puertas sin abrir.
Los matices locales se van marcando sobre el paisaje del país. En el Malecón de Santo Domingo, lo ocasional es el mar y lo que permanece es una suerte de fantasía fálica. La avenida del paseo marítimo culmina (o inicia, según se mire) con el obelisco del dictador, estructura erecta en 1937. El motivo del monumento fue la adulación, inaugurar el cambio de nombre de ciudad de Santo Domingo a Ciudad Trujillo. Este obelisco, que la plástica nacional emplea como un lienzo para pintar de tiempo en tiempo7, en su época aparecía desnudo, vestido de candidez, retratado en timbres postales, carteles y revistas propagandísticas encargadas por el “ilustre propulsor de las Bellas Artes”8.
En la década del cuarenta del siglo XX, las profesiones del diseño no existían divididas como hoy, razón por la cual la tarea de crear publicidad estuvo a cargo de artistas9. El doble propósito era reducir las artes a un fin utilitario ensalzando el culto trujillista y promover en lenguaje proto-turístico los atributos del país. Otros motivos del dictador fueron alimentar discursos nacionalistas, decorar haciendas y entretener invitados internacionales. Las obras carecían de contenido político explícito, aunque fueron muestras de destrezas técnicas que iban desde la estética del muralismo, el informalismo español10, el neoclasicismo y el impresionismo costumbrista11. Eran tiempos verdaderamente difíciles. No quisiera verme en los zapatos de esos artistas, algunos de los cuales llegaron al país huyendo de hechos atroces12. En otro pasaje Gramsci apunta que “siempre ha existido una parte de la humanidad cuya vida ha sido sometida a una serie de normas y procesos repetitivos13, y estas personas han intentado escapar – por medio de fantasías y sueños- de las constricciones del orden existente que los aplasta”. ¿Será que aún seguimos durmiendo el mismo sueño bajo otras estructuras de poder14 ahora que la tiranía opera desde la banalidad comprando voluntades?15 Al poder siempre le interesa segmentar las comunicaciones, cansar las fuerzas de las acciones colectivas, evitar los registros para no dejar rastros que puedan usarse para una rendición de cuentas.
Falencias de Hoy
El pasado mes de junio se dio a conocer el acuerdo suscrito entre una importante colección privada de arte y la compañía que gestiona seis de los principales aeropuertos en el país. Dicho acuerdo tiene la finalidad de exhibir obras artísticas propiedad exclusiva de los primeros en los espacios exclusivos de los segundos siguiendo la política de un turismo cultural sin políticas culturales incluyentes. La nota de prensa estaba acompañada de imágenes en donde el protagonista era la pintura de un falo colosal usado como fondo para firmar las actas16. La pintura es del artista Ramón Oviedo, mismo a quien el Ministerio de Cultura dedica una exposición que califican de introspectiva17.
Toda la ciudadanía y junto a ella la comunidad de artistas que está demasiado ocupada en el ensimismamiento, necesita abrir los alcances de sus problemas y pensar (aunque sea momentáneamente) como piensan la gente de negocios y de otros grupos sociales. Los desafíos de la cultura son del pueblo en general y no atañen a un gremio en particular. ¿Son las duplicidades simples coincidencias? ¿Están exentas las instituciones privadas de los compromisos públicos? ¿Por qué están los distintos coleccionistas midiendo fuerzas entre sí? ¿Cómo funcionan estos distintos lobbies en proyectos puntuales como la ley de mecenazgo cultural o el decreto para construir museos fantasmas? ¿Cuál es el costo social de esos proyectos? ¿Por qué es que luego de ese magnífico esfuerzo de 201018, que tuvo un alcance nacional y que buscaba sanar los problemas del quehacer artístico, las cosas van en retroceso? ¿Quiénes están proponiendo esquemas de sostenibilidad social para el trabajo cultural? ¿No sería más útil si quienes ganan pagaran sus impuestos19? ¿Cómo es que puede trabajarse la cultura sin referirse a los temas urgentes de una nación? ¿Cuándo el artículo 64 de la constitución dominicana se hará realidad? ¿Para quiénes se escriben los libros de historia del arte?
Desde el Estado no tenemos ningún inventario del patrimonio, ningún estado de condición, ninguna estadística ni rendición de cuentas de las pasadas gestiones. No hay políticas culturales ni mística pedagógica que estimule la autonomía ciudadana. Preguntar por ejemplo, si el Museo de Arte Moderno está condenado a existir como la princesa Hesione a la que solo se le podrá perdonar la vida si se entrega el sagrado patrimonio nacional al apadrinamiento privado. Si la Bienal Nacional de Artes Visuales sólo será celebrada exitosamente cuando sirva para aumentar el valor monetario de las obras en las colecciones y las galerías. Si algún colectivo de artistas podrá finalmente recordar que bienales no son concursos y que concursos no son bienales.
Epifanías
Son palabras de Pedro Henríquez Ureña, gran pensador dominicano, exiliado y comúnmente citado por el Ministerio de Cultura, decir que “la bondad vale más que la verdad, aunque en el cielo de las ideas puras, manen de la misma fuente”. Henríquez Ureña nos invita a no cerrar el corazón a los regalos pero también a indagar sobre las motivaciones detrás de los grandes desprendimientos, a verificar si la bondad que es visible se corresponde con las motivaciones ocultas de las manos que dan de comer. Vemos muestras de bondad a las que es preciso preguntar si nacen del deseo de transformar las maltrechas raíces que alimentan los destinos de la nación porque un proyecto así implicaría necesariamente admitir privilegios, mostrar las faltas, pagar lo que es justo, reconocer el mérito ajeno, aceptar las críticas, des-abrazar la búsqueda del interés particular y desinflar el ego mesiánico que insiste en predicar con una supuesta cultura elevada a un país que es culturalmente diverso desde antes de su fundación.
El mar cultural visto desde la orilla de un significativo número de artistas luce picado y poco a poco se avecina un momento de inflexión, que muchos años de doble discursos y diálogos para cumplir20 están aumentando la sed de una emancipación cultural. Decrece el interés para participar en concursos, aumentan el número de iniciativas no oficiales, a un número significativo de artistas le importa poco la validación institucional y los likes de curadores.
En la última exposición del artista dominicano José Morban se exhibe un lienzo titulado El Obelisco (2016). Es un óleo de formato cuadrado que muestra un anillo de misteriosas jeepetas protegiendo las ruinas de un volumen ausente. Ese miembro castrado que representa tantos traumas históricos denuncia las violencias del sistema cultural al que se necesitan oponer las nuevas alternativas. En la 29va. Bienal de Artes Visuales está la instalación del artista Eduardo Joaquín Cerdeiros, un amontonamiento de bancos del malecón, hierros oxidados y cemento con salitre, símbolo de lo rancio y de las cosas que tienen que dejar de ser. Queda la enorme tarea de hacer esas visiones una realidad y asegurarse que ocurra en todos los espacios culturales, sin importar si son públicos o privados. Como dice el poema de Incháustegui con el cual abrí este artículo “patria es una palabra hueca y torpe si solo se usa para lucir colores” en vez de luchar contra las injusticias sociales.
1 Héctor Incháustegui Cabral (Baní 1912-Santo Domingo 1979) poeta y político dominicano. Fue embajador en México. Editor de Cuadernos Dominicanos de Cultura.
2 En 1930 la ciudad de Santo Domingo quedó destruida por el paso del ciclón San Zenón. Este episodio está representado en los murales de Vela Zanetti en el Palacio Consistorial, antiguo Palacio de Gobierno. Luego de la dictadura de Trujillo, su retrato a caballo fue cubierto por una de las frases del ideario de Juan Pablo Duarte. Una reconstrucción visual puede verse aquí: https://www.picuki.com/media/2183581644384845154
3 Cabe resaltar que previo a la dictadura las efemérides patrias eran tema de discusión, sobre las que no había un acuerdo unificado. ¿A quién celebrar y cuáles fechas eran dignas de esas celebraciones?
4 La poesía nacional estaba aglutinada en torno a dos movimientos literarios: la poesía postumista y la poesía sorprendida.
5 La oposición entre lejos y cerca en términos temporales se invierte con los años. En la edad senil las personas hablan del pasado lejano con una cantidad sorprendente de detalles mientras pueden olvidar totalmente las cosas que acaban de hacer en el presente. Esto es lo que dice Paul Virilio, el filósofo de la velocidad en su libro Las Estéticas de la Desaparición (Semiotexte, 2009) y agrega que “el tiempo narrativo parece incompatible con la visión, y con la finalidad de poder ver, vendrá a ser paradójicamente necesario introducir una desorganización de la visión: el slow motion.”
6 En medio de circunstancias tan sistemáticamente violentas es irónico que en el mismo Malecón queden referidas las formas literales y figuradas en las que la población encuentra su Independencia. Algunas salidas son: el semáforo de la alcoholización nacional próximo a la Feria Ganadera o el semáforo del éxodo del país en la Oficina de Pasaportes.
7 Curiosamente es así a partir de 1996.
8Es el título con el cual se presenta la imagen de Trujillo en el folleto de la Bienal de Artes de 1946.
9El artista alemán George Hausdorf impartía clases de artes aplicadas en su escuela de arte.
10El informalismo fue un movimiento instrumentalizado por Franco para limpiar la imagen de su dictadura en España.
11Darío Suro era conocido del escritor mexicano Alfonso Reyes, quien escribió revisiones favorables de sus obras diciendo que Suro poseía “cierta facultad innata de no engañarse a sí mismo” que yo siento que hace mucha falta hoy entre artistas dominicanos y gente del medio cultural.
12Con los refugiados llegaron también los problemas como la Huelga de la Central Romana en 1942 y luego la expedición armada de 1949. Pronto la amabilidad del régimen quemaba bibliotecas (como la del artista Mano Pascual). Esos eran los tiempos en donde huir a Nueva York o Madrid revelaba lineamientos políticos de los particulares.
13 Gramsci usa la palabra “taylorized” en referencia al Taylorismo, sistema de administración industrial norteamericano.
14Vuelvo a insistir sobre este artículo que ya había citado en la entrega anterior. La Dictaduracia Latinoamericana por José Fernández Pequeño, curiosamente ilustrado por una obra del artista invitado de la 29 Bienal Nacional de Artes Visuales: http://palabrasdelquenoesta.blogspot.com/2012/11/la-dictaduracia-latinoamericana.html
15El silencio de galeristas, coleccionistas y otras gestiones culturales es tan irresponsable como los textos cómodos de la crítica del arte que enmudecen cuando le conviene y solo habla de las cosas que les gustan por el ulterior beneficio de pagos y comisiones en metálico o especie.
16Ver la nota de prensa aquí: https://elnuevodiario.com.do/centro-leon-y-aerodom-se-alian-para-realizar-exposiciones-de-arte-y-cultura-en-aeropuertos/
17Ver la nota de prensa aquí: https://www.cultura.gob.do/index.php/eventos-conciertos/item/1633-ministerio-de-cultura-reabre-galeria-de-arte-ramon-oviedo-para-ponerla-al-servicio-de-la-comunidad-artistica
18Invito a leer los textos y reflexiones contenidos en este catálogo, porque corresponden a un evento ocasional y no a un proyecto permanente. Ver aquí: https://centroleon.org.do/cl/mediateca-libros/1015-xxiii-concurso-2010
19Este artículo salió publicado hace unos días en The New York Times. Sobre arte, evasiones y lavado de activos: https://www.nytimes.com/2021/06/19/arts/design/money-laundering-art-market.html
20Como el funesto ‘Foro Consultivo’ “Repensar la Bienal Nacional de Artes Visuales” del 2014 del cual no se logró nada más que repasar las viejas fórmulas. Al respecto el crítico de arte Carlos Francisco Elías escribe que ocurrió en el sótano del Museo de Arte Moderno rodeado por una exposición temporal de carabelas mortuorias mexicanas, ironía que Francisco Elías vio como un presagio.
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