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Sanciones Económicas a Rusia: Un Appeasement Moderno. 

Sanciones Económicas a Rusia: Un Appeasement Moderno. 

Las sanciones dirigidas por Estados Unidos contra Rusia han consternado a economistas y letrados comparándolo con armas económicas de destrucción masiva (ADM), que en última instancia destruirían la economía rusa. ¿Qué tan cierto es esto? La relación entre la geopolítica y las variables económicas es un tema recurrente que ha traído al debate la efectividad real de las sanciones.

A pesar de que Rusia está aislada de las arterias financieras del mundo, el rublo ruso se ha recuperado drásticamente gracias a la intervención estatal. Explico, el banco central Ruso respondió aumentando drásticamente las tasas de interés al 20 por ciento e imponiendo estrictos controles de capital. Esas intervenciones, junto con la capacidad aún intacta de Rusia para vender su petróleo y gas en el extranjero, ayudaron a crear un amortiguador contra el caos económico después del impacto inicial de las sanciones. Las sanciones de Occidente están aislando a Rusia, sí, cortándola de las importaciones clave que necesita para los bienes comerciales y su propia fabricación para que su economía funcione pero observemos el hecho de que Rusia es el país más rico del mundo en lo que respecta a recursos naturales, incluidos los mayores exportadores mundiales de gas natural, uranio, níquel, petróleo, carbón, aluminio, cobre, trigo, fertilizantes y metales preciosos como paladio, que es más precioso que el oro y se utiliza en gran medida en convertidores catalíticos.

Al emplear toda la gama de su armamento económico, Occidente buscó desatar “conmoción” sobre Rusia, haciendo énfasis en todos los discursos  de que las sanciones son una forma de guerra. Pero al igual que los conflictos armados, como ilustra la invasión rusa de Ucrania, las sanciones son impredecibles en la configuración de los resultados y, a menudo, no tienen consecuencias de impacto ante grandes poderes geopolíticos cuando son grandes exportadores y generadores.

Para muchos, el escaso impacto de estas sanciones se debe a que son insuficientes, ya que no afectan al gas ruso, recordemos que Rusia suministra el 40% del gas natural de la Unión Europea (UE) y el 27% de su petróleo importado, siendo una de sus principales exportaciones y que sigue reportando millones a la economía del país. Aunque en horas recientes Gazprom, empresa de gas bajo el control del Estado ruso, ha anunciado que suspenderá el suministro por todo el gasoducto Yamal-Europa porque la dueña del tramo polaco, EuRoPol GAZ, fue sancionada por Moscú, y la compañía energética danesa Ørsted anunció que el suministro de gas ruso a Dinamarca quedará suspendido a partir del 1 de junio, después de negarse a liquidar el pago en rublos.

El caso de Alemania es bien particular por el arraigo histórico con la ex Unión Soviética donde habían llegado a un acuerdo en los setenta: de que la tecnología alemana se utilizaría para construir gasoductos a cambio de gas natural ruso a precios bajos. Gazprom fue notificada sobre la negativa reciente de Shell Energy de pagar en rublos por el gas enviado a Alemania. Sin embargo, el corte de los envíos a Shell Energy no significa la suspensión de todo el suministro de gas ruso a Alemania. Uniper y RWE , dos de las principales empresas de energía germanas, accedieron a pagar los envíos de este combustible utilizando el mecanismo de hacer pagos en euros que luego son convertidos a rublos.

Por lo que podemos observar, incluir el gas entre las sanciones no ha asegurado que Rusia dé marcha atrás, ha sabido buscar la vía. Recordemos el caso de Irán, que también depende de exportar hidrocarburos: ha sufrido restricciones a su comercio durante más de una década y nunca ha abandonado sus ambiciones geopolíticas. Esta resistencia de Irán sirve de ejemplo para Rusia, que tiene una economía más fuerte y un mayor peso geopolítico, como explicamos anteriormente.

Y es que las sanciones no afectan el desarrollo de una guerra, son una herramienta de appeasement ante el conflicto de dos potencias geopolíticas. Históricamente, las sanciones han funcionado mejor contra los estados pequeños y vulnerables que contra los grandes o poderosos. Pero rara vez han producido un cambio oportuno. Las  actuales sanciones occidentales podrían tardar años en dañar gravemente la economía rusa. Rusia no tiene intención de retirarse; y como vemos Moscú ejerce un control sobre todos los medios de comunicación nacionales, con los que justifica la guerra ante su población y protege la popularidad del régimen de Putin.  No olvidemos la invasión de Crimea, y su estatus actual. Rusia está enfocada militarmente en consolidar su control en el este y el sur de Ucrania, ricos en recursos. Rusia ha creado un corredor terrestre hacia Crimea y obtuvo el control de las regiones que contienen el 90 por ciento de los recursos energéticos de Ucrania, incluido todo su petróleo en alta mar y gran parte de su infraestructura portuaria crítica. Los puertos ucranianos en el Mar de Azov y las cuatro quintas partes de la costa del Mar Negro de Ucrania ahora están con Rusia, que anteriormente estableció el control sobre el Estrecho de Kerch que conecta esos dos mares. Rusia no tiene intención de retirarse, sino de expandirse. 

La ironía es que, a pesar de emplear todos los instrumentos económicos coercitivos posibles contra Rusia y dificultar la negociación del fin de la guerra, la misma administración de Biden no cree que las sanciones por sí solas funcionen, lo que explica por qué ha recurrido cada vez más al suministro de armas, incluida la solicitud al Congreso de los Estados Unidos de la cantidad de $33 mil millones en fondos militares y económicos adicionales para alimentar tropas ucranianas. 

Todos los días al leer los titulares me viene un recordatorio constante de que este conflicto no se trata solo del control de Ucrania o su estado futuro. Más bien, se trata de una nueva Guerra Fría  entre Washington y Moscú, con Europa como teatro.

Lo que dice la gente

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Alejandro González Franco

Excelente! A mi entender V. Putin se preparaba hacía mucho para esta contienda. El nivel de rapidez y precisión de respuesta a la hora de afrontar el paquete masivo de sanciones occidentales son muestra expedita de ello. Creo que ese es el mensaje primordial de la recuperación económica rusa; no la resiliencia innata de su estatus, sino el nivel de especialización y afrontamiento a que ha llegado gracias a los tantos años de estructuración y planificación para la guerra.

Aunque asumir que una nueva guerra fría pueda darse, creo que es precipitado en cuanto a la descripción de los fenómenos que componen los eventos del presente. Un mundo polarizado, la fobia cultural, el suministro de armas y sus efectos adyacentes de guerra; son solo algunas de las características que unen ese capítulo tan frío de la historia con esta nueva guerra. No creo, personalmente, que lleguemos al nivel de polarización inmediato al que se llegó en la Guerra Fría.

Más allá de ello, dudas se imponen ante las partes a la hora de afirmarse en esta guerra, algo que en Davos (Suiza), se dijo recientemente: el cambio climático, la inestabilidad de los mercados financieros, el golpe a la super-industria alimenticia; son solo algunos de los detalles que en el momento más álgido de la guerra, tal vez, pongan en tela de juicio el curso actual de la misma. Ya V. Putin afirmó que está en la disposición de abrir un corredor marítimo que pueda ser canal para la renovación de las exportaciones; es decir, que dentro de la guerra total, el caudillo, porque sabe de lo que habla Davos (Suiza), es capaz de hacer excepciones.

Gracias por esta lectura que incita a la crítica y la comprensión.

Alejandro González Franco

Excelente!

Una lectura que incita a la crítica. A mi parecer, la resiliencia mostrada por la economía rusa es indicio, más que de la solidez del nivel económico integral del país (planteamiento que a priori no se niega, ni se le resta valor), sino de cuán estratégica ha sido la preparación y reestructuración de los indicadores económicos por V. Putin y su equipo para un evento catastrófico como este: el de los paquete masivos de sanciones occidentales a Rusia en caso de guerra. Nunca en la historia se han visto ni tantas sanciones juntas, ni tan poco período de tiempo para el anuncio y la efectividad de las mismas (hay un gran número de estas sanciones que aún no se han puesto en marcha per se) ni la combinación de ambas variables sumadas a la de una misma nación.

Sin embargo, no creo que la entrada a lo que puede llamarse ´´Nueva Guerra Fría´´ sea posible. En Davos (Suiza), las superpotencias plantearon que una suma de calamidades puede poner en punto de quiebre el orden económico global, llevándonos así, a todos, a una recesión a nivel global: la pandemia COVID-19, la inestabilidad de los mercados financieros, la guerra en Ucrania y su consecuente incidencia en la vaticinada crisis de la mega-industria alimenticia, entre otras, son algunos de estos indicadores de la esperada y no deseada recesión.

Rusia, firme en cuanto a las cuestionantes de índoles política, social, cultural y militar; no obstante ha insinuado que está de acuerdo con la apertura de un canal comercial marítimo mediante el cual los productos ucranianos, fundamentales para algunas industrias, como la alimenticia, sean exportados sin interrupción. Es decir, V. Putin no quiere una guerra total, Occidente no quiere una recesión; ambos no quieren un quiebre en el orden económico global: esto puede ser razón suficiente para evadir la prolongación de este conflicto. Estoy de acuerdo con que Rusia pretende expandirse estratégicamente y la selectividad en varios ámbitos, durante esta campaña, es muestra de ello.

Gracias por la lectura.