“¡Un caballo, un caballo, mi reino por un caballo!”
Esta frase, escrita por Shakespeare, es pronunciada por el rey Richard III en la obra que lleva su nombre, en un momento de desesperación donde al ser desmontado de su caballo vio como se esfumaba la posibilidad de mantener su reino. La frase nos recuerda que a veces asuntos que parecen triviales pueden poner en riesgo cosas realmente importantes, pero no es hasta que vemos dichas cosas en riesgo que ponemos la atención en lo que alguna vez fue trivial.
En las últimas semanas los medios de comunicación, las redes sociales y las conversaciones en República Dominicana, han girado alrededor de un esquema piramidal proveniente de Sabana Grande de Boyá. Dicho esquema tomó particular notoriedad luego de que el Superintendente de Bancos, Alejandro Fernández W., alertará sobre el mismo en un hilo de tweets y diera las razones por las cuales la Superintendencia no podía tomar medidas al respecto bajo el marco legal actual.
Ante esta alerta por parte del regulador del sistema bancario, la reacción de los medios de comunicación fue torpe. Varios medios buscaron la opinión del líder del esquema y la equipararon a la alerta del Superintendente de Bancos incluyendo frases como “Mantequilla acusa al Superintendente de Bancos de competencia desleal”. Otros medios buscaron los casos de éxito de dichas inversiones, con lo que muchas más personas (algunas sin haber recibido ninguna educación financiera) se familiarizaron con el alto retorno que ofrecía este esquema. Leíamos y escuchábamos cómo “no había un truco” sino una “fórmula matemática” que permitía este alto retorno y que “en Sabana Grande de Boyá ha nacido un Albert Einstein”. Y por último nos enteramos en los medios cómo la empresa a través de la cual se realiza dicho esquema estaba pensando en expandirse a Santiago, La Romana y La Vega.
¿Por qué es importante ofrecer con cuidado la información de estos esquemas? En primera instancia, porque son llamativos y mientras más personas conocen sin filtro de información un esquema piramidal, más fácil se hace para dicho esquema ampliar la base y por lo tanto hacer crecer la pirámide. Dado que las personas que serán más propensas a verse envueltas en este sistema son aquellas que cuenten con menores recursos y educación, se incrementa la vulnerabilidad de estos grupos cuando medios de información importantes reportan las noticias sin ningún contrapeso a lo que dichos personajes dicen. Pero, en segunda instancia, es importante porque los esquemas piramidales que se han salido de control en otros países han llevado al colapso de economías regionales y nacionales, impactando en el bienestar de incluso aquellos que no invirtieron en dichos esquemas.
Tal vez el caso más importante del efecto que puede tener un esquema piramidal sobre una economía es la historia de un pequeño país mediterráneo: Albania. Con un territorio que se extiende por 28,748 km2 y una población estimada en poco menos de 2.8 millones de personas, ha formado parte esencial de la historia de los Balcanes y de Europa oriental.
Desde que Enver Hoxha tomó posesión en 1944 como primer ministro hasta la caída del comunismo en 1991, Albania vivió bajo uno de los regímenes más férreos del Bloque Oriental. Durante el mandato de Hoxha entre 1944 y 1985, Albania se aisló, primero del Bloque Occidental completo, y posteriormente, incluso de todos los países del Bloque Oriental. Así mismo, Hoxha prohibió a los albaneses los viajes al extranjero, la propiedad privada y cerró todas las instalaciones religiosas de Albania.
A partir del colapso del comunismo en 1991, y dada su política de aislacionismo por más de 4 décadas, Albania sufrió cambios drásticos en su organización democrática y su economía. En parte provocado por la inexperiencia tanto del pueblo como de las élites políticas y privadas con el capitalismo, empezaron a proliferar en el sistema financiero de Albania esquemas piramidales que prometían tasas de retornos de 4% mensual (equivalente a 60% anual en interés compuesto), pero que exclusivamente se financiaban con el dinero que los propios inversionistas traían.
Entre 1991 y 1996 estos esquemas empezaron a crecer, tanto en el número de inversionistas como en su importancia en la región. Algunas de las empresas de esquema piramidales más grandes empezaron a realizar inversiones reales, en parte para justificar sus retornos, pero también para mostrar su poderío económico ante los políticos. En las elecciones de 1996 muchos políticos recibieron financiamiento de estas empresas, ganando apoyo político en defensa de sus esquemas piramidales. Sin embargo, a medida que los esquemas crecían, nuevas empresas entraban a competir con tasas de retorno mayores. A inicios de 1995 la competencia había llevado a que las empresas incrementarán su tasa de retorno al 6% mensual (o 101% anual), y la entrada de nuevos competidores más agresivos llevó a que a inicios de 1996 las tasas en el mercado se ubicaran entre 12% y 19% mensual .
Para finales de 1996 las empresas de esquemas piramidales habían crecido a tal punto que el valor nominal de los “depósitos” en las mismas representaba casi la mitad del ingreso total de Albania en un año, a la vez que 2 de cada 3 albaneses mayores de edad tenían alguna participación en uno de los esquemas piramidales del país. En medio de la fiebre de 1996, muchos albaneses agricultores vendían su ganado para invertir en los esquemas, en tanto que otros vendían sus casas para expandir su participación en los mismos. Para finales de 1996 las empresas ofrecían duplicar la inversión de las personas en 2 meses (una tasa de interés de 6,300% anual).
Esta espiral ascendente de tasas de interés implicaba que el colapso estaba por llegar. El principio del fin inició cuando en noviembre de 1996 una de las empresas incumplió en sus pagos. Rápidamente los depositantes perdieron la fe en dichos esquemas piramidales y los aportes a dichas empresas cesaron de manera repentina, eliminando su capacidad de pago. En enero de 1997 dos de las principales empresas se declararon en bancarrota, lo que conllevo a disturbios y motines en el país. En pocos meses, y a medida que las distintas empresas empezaban a incumplir en sus pagos o a declararse en bancarrota, Albania se fue sumergiendo en caos. El primer ministro renunció el 1ro de marzo de 1997, y el presidente declaró al país en estado de emergencia al siguiente día.
En los siguientes 4 meses más de 2,000 personas perdieron sus vidas en lo que ha sido denominado la Guerra Civil de 1997. La economía se vio seriamente afectada: mientras que el Producto Interno Bruto per cápita había crecido a un ritmo de 7% entre 1991 y 1996, el mismo sufrió una caída de 10% en 1997. Así mismo el desempleo se duplicó, superando el 20% y no volvió a recuperar sus niveles de 1996 por más de una década. Por su lado, se estima que el depositante promedio albanes perdió el equivalente de 5 meses de salario gracias a la caída del esquema piramidal.
Albania no es el único país que ha sufrido gravemente por no detener un esquema piramidal o Ponzi a tiempo. Se estima que la productividad rural de Colombia se vio reducida en un 4% en 2008 porque los trabajadores rurales preferían dejar sus trabajos para dedicarse a un esquema piramidal que prometía grandes retornos.
Todos los esquemas Ponzi, tarde o temprano, terminan en el mismo lugar: una serie de impagos que se van acumulando y que terminan siendo una deuda sin respaldo financiero. En el camino, dichos esquemas encuentran formas de convencer a la gente que van desde fórmulas de inversión nunca antes vistas (o nunca vistas, porque el autor jamás revela el mecanismo que la genera), casos de éxito de los primeros que cobraron en dicho esquema que convencen al siguiente piso de la pirámide de que “esto es real” (cuando lo único real es que tendrán que conseguir más inversionistas si quieren que les paguen su dinero), entre otros.
Ante las desigualdades sociales que se hacen más aparentes en la actualidad, este tipo de esquema se hará más común como mecanismo para “hacerse rico rápido”. Necesitamos un marco legal que permita a las autoridades competentes actuar de oficio para detenerlo a tiempo, y necesitamos medios de comunicación que actúen de manera más responsable cuando surjan nuevos esquemas con otro nombre y mecanismos en el futuro.
Lo que dice la gente